Tres hombres agredieron a Odicio Huayta con puños y cuchillos en represalia por haber firmado un convenio para erradicar cultivos ilícitos de hoja de coca
Intento de asesinato. Merino Odicio Huayta, miembro de la Comunidad Nativa de Mariscal Cáceres, en Ucayali, fue atacado salvajemente el último sábado mientras regresaba a su localidad. El hombre, que patrulla el bosque de la comunidad ‘kakataibo’ contra la invasión de narcotraficantes, fue golpeado por tres hombres en represalia por haber firmado un convenio para erradicar los cultivos ilícitos de hoja de coca en la zona.
Según informó el Instituto de Defensa Legal (IDL), alrededor de las 3:00 p.m., el miembro de la etnia ‘kakataibo’ fue interceptado por “un hombre encapuchado que apareció en medio del camino y le pidió que se detenga”. Inmediatamente, otros dos hombres, “también encapuchados, salieron del monte”, lo golpearon con sus puños y cuchillos, provocándole múltiples cortes en las piernas y brazos.
“Una vez en el suelo, incluso, uno de ellos utilizó una tijera para intentar arrancarle una oreja. Una parte de ella quedó colgando”, añadió la organización. Según relató Odicio, antes de dejarlo, los agresores le dijeron que el ataque era consecuencia de haber firmado un convenio para la erradicación de cultivos ilícitos de hoja de coca en territorio a través del proyecto CORAH.
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Fue un conductor de un vehículo que se dirigía hacia la comunidad nativa Mariscal Cáceres quien encontró a Merino Odicio en el suelo y gravemente herido, por lo que fue llevado al hospital de Aguaytía, detalló IDL. En imágenes difundidas por la periodista Jacqueline Fowks se observa la oreja izquierda del comunero con una profunda apertura; además, este lleva la ropa ensangrentada.
Según comunicó el Instituto de Defesa Legal, Odicio “se encuentra estable y no ha perdido la consciencia, pero siente temor de volver a ser atacado”; sin embargo, no ha podido poner la denuncia en la comisaría del sector. Días atrás, la Federación Nacional de Comunidades Kakataibo (Fenacoka) ya había reportado a la Policía amenazas a los comuneros y también la existencia de laboratorios de procesamiento de droga.
Defensores desprotegidos
Merino Odicio, quien es tío del apu Herlin Odicio, líder del pueblo ‘kakataibo’, es monitor comunitario contra la deforestación de bosques en Ucayali y alerta con ‘drones’ el avance del narcotráfico. Hace poco, el Proyecto Especial de Control y Reducción de Cultivos Ilegales en el Alto Huallaga retomó, después de más de un año de paralización, las actividades de erradicación de cultivos ilícitos en la comunidad nativa de Mariscal Cáceres.
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El ataque a la vida del comunero es una muestra más del estado de vulneración en que se encuentran los defensores ambientales. Según la Defensoría del Pueblo, desde que empezó la pandemia de COVID-19, 10 defensores indígenas fueron asesinados debido a negocios ilegales como la tala clandestina y el narcotráfico. Cuatro de ellos eran ‘kakataibo’.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (Minjusdh) indica que, de las 103 personas reportadas en situaciones de grave riesgo desde hace dos años, la mayoría vive en las regiones de Ucayali y Huánuco. En 2019, creó un “protocolo” para proteger a los defensores ambientales, sin embargo la ejecución de este dependía de otros ministerios y no directamente del Minjusdh, lo que lo volvía poco eficiente.
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