Bajo las premisas del marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo, el exprofesor de Filosofía buscó instaurar un régimen comunista en el Perú que provocó la muerte de 70 mil personas, según estimaciones de la CVR
El mayor genocida de la historia del Perú ha muerto. El 11 de septiembre, el hombre de 86 años que desencadenó la época de terrorismo en el país durante la década de los ochenta sucumbió a complicaciones de su estado de salud en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao (Cerec), donde cumplía una condena de cadena perpetua. Paradójicamente, hoy, un día después, se cumplen 29 años desde su captura. ¿Quién fue y qué le hizo al país?
Orígenes del criminal
Manuel Rubén Abimael Guzmán Reynoso nació en Mollendo, Arequipa, el 3 de diciembre de 1934. Creció con la familia de su madre Berenice Reinoso Cervantes y a los 11 años se mudó con su padre al Callao para estudiar en el Colegio La Salle. Luego, estudió Derecho y Filosofía en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, donde se graduó con las tesis ‘El Estado democrático burgués’ y ‘Acerca de la teoría del espacio de Kant’.
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En 1962, fue contratado como catedrático de Filosofía por el rector de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanaga, el antropólogo Efraín Morote Brest, padre de quien sería el número dos de Sendero Luminoso, Osmán Morote Barrionuevo. Fue ahí que, Guzmán, quien ya abrazaba postulados marxistas, frecuentó círculos políticos de izquierda ayacuchanos y se adscribió al Partido Comunista Peruano (PCP).
Por disputas políticas e ideológicas tras la apertura de políticas capitalistas en la Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS), el PCP se dividió entre ‘prosoviéticos’ y quienes reivindicaban la vía armada al socialismo, entre ellos Guzmán. Por ello, en 1960, formó su propia agrupación de posición maoísta denominada Partido Comunista Peruano: por el Luminoso Sendero de Mariátegui, lo que hoy conocemos fue Sendero Luminoso (SL).
Entonces, con el objetivo de entrenarse en ideología y en tácticas bélicas del régimen de Mao Tse-Tung, viajó dos veces a la China maoísta: en 1965 y en 1967. De acuerdo a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), ahí adoptó el dogma de que en los “países semifeudales” el poder debía tomarse a través de una “guerra popular prolongada del campo a la ciudad”.
“La cuarta espada”
Bajo una ideología marxista-leninista-maoísta , Sendero Luminoso optó por el camino de la violencia armada para tomar el poder. Según explica Orin Starn, autor del libro ‘Sendero Luminoso: amor, locura y revolución en los Andes’, Marx pensaba que los trabajadores industriales tendrían que dirigir la revolución, y la “innovación” de Mao fue afirmar que los campesinos pobres pueden ser revolucionarios.
El historiador Antonio Zapata sostiene que Guzmán tenía la idea que la sociedad china era parecía a la peruana, en su mayoría rural, y que, por tanto, la “lucha armada” debía ser el camino para instaurar un régimen comunista. Por otro lado, SL adoptó también el culto a la personalidad, característica de la Revolución Cultural de Mao, que en este caso recaía sobre Abimael Guzmán.
El iniciador del conflicto armado interno (1980-2000) que desapreció a más de 70 mil peruanos –según proyecciones de la CVR-, se percibía como la “cuarta espada del marxismo”, después de Marx, Lenin y Mao y el intérprete más calificado” del presidente chino, afirma el periodista Gustavo Gorriti. De esa forma, Sendero empieza a llamar a su conjunto de ideas “pensamiento Gonzalo”.
Este “simplificó o volvió más violento al maoísmo” al darle, por ejemplo, un carácter universal a la guerra popular, que para Mao Tse-Tung era válida sólo en países atrasados, es decir semifeudales, detalla la CVR. Según el libro ‘El Pensamiento Gonzalo: La violencia hecha dogma político’, Guzmán parte además de “una lectura ultra esquemática y simplificada del marxismo”.
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Esa lectura, hecha por el propio Guzmán, defendía la supuesta “inevitabilidad de un tránsito evolutivo que llevaría a las sociedades humanas del capitalismo al comunismo”. El mismo texto del Ministerio de Educación precisa que, por mandato partidario, solo Guzmán podía tener la razón ya que el suyo era el “pensamiento guía”, la ideología oficial y “una forma superior de apreciar la realidad”.
Bajo el marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo, y pese a que la Revolución Cultural había terminado, que Mao Tse-Tung estaba cuatro años muerto y que su sucesor Deng Xiaoping impulsó reformas económicas capitalistas, Sendero Luminoso inició la “lucha armada” en el Perú con la quema de ánforas en Chuschi, en 1980, cuando el país retornaba a la democracia luego de una dictadura militar.
Crímenes y captura
La organización subversiva Sendero Luminoso es responsable del 46% de las muertes durante el conflicto armado interno: un promedio 31, 331 vidas arrebatadas durante una serie de crímenes cometidos hacía, sobre todo, personas ‘quechuahablantes’ y de origen pobre, según la CVR. Asimismo, ocasionó un daño al Estado por más de $ 26 mil millones.
La mayor incidencia de la agrupación liderada por Abimael Guzmán estuvo localizada en Huancayo, Huancavelica, Cerro de Pasco, Huánuco, Andahuaylas, Abancay, Ayacucho, así como Lima. En esas localidades no solo asesinaron a líderes sociales o autoridades locales que se oponían a su accionar, sino también a quienes “desobedecían” sus órdenes enmarcadas en la “lucha armada”, como pequeños comerciantes.
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Los niños tampoco se salvaron de la barbarie senderista. El 3 de abril de 1983, 60 terroristas ingresaron en la provincia de Lucanamarca, donde, bajo el pretexto de imponer una “sanción ejemplar” a su población, mataron a 69 personas, entre ellos bebés. El 16 de julio de 1984, en “represalia” a la comunidad de Soras, 40 senderistas asaltaron un bus que iba en dirección a esa localidad y asesinaron a más de 100 personas con picos, piedras y armas de fuego.
También padecieron los pueblos amazónicos. Según la CVR, de los 55 mil asháninkas, cerca de 100 mil fueron desplazados forzosamente, el 10% de su población murió y 44 de sus comunidades desaparecieron. En Lima, por su parte, un comando senderista estalló un coche bomba en la calle Tarata, en Miraflores, el 16 de julio de 1992, y ocasionó la muerte de 13 personas.
La desarticulación de la banda terrorista ocurrió al poco tiempo: el 12 de septiembre de 1992. Después de dos años de investigación, el Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN), unidad élite de la Policía, capturó a Abimael Guzmán y la cúpula senderista en una casa de Surquillo, en Lima. Después, un tribunal militar lo sentenció a cadena perpetua, pero esta pena fue anulada en 2003 por presuntas irregularidades al proceso.
Fue en octubre del 2006 que la justicia peruana lo sentenció por el delito de terrorismo a cadena perpetua y fue recluido en la Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao. Su pareja Elena Iparraguire, alias ‘camarada Miriam’, quien se encontraba con él al momento de la detención, también cumple la misma sentencia.