Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec
Al comenzar este artículo, primero debo hacer una mención a la importancia del valor de la palabra. ¡Qué importante es para una sociedad que sus individuos se respeten y respeten su palabra como un máximo valor!
En el caso del presidente Pedro Castillo, este afirmó en todo momento durante la segunda vuelta que quien gobernaría y tomaría las decisiones sería él y no el líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón. Para reforzar su afirmación declaró: “Palabra de maestro”, manipulando a la vez con estas declaraciones al magisterio.
Sin embargo, como todos han podido apreciar en estos primeros días de Gobierno ha nombrado a Guido Bellido como premier y a un gabinete pro Vladimir Cerrón, con un perfil político radical y abiertamente comunista, ministros con los que ni siquiera está de acuerdo un sector de la izquierda y, mucho menos, el amplio sector del electorado peruano que le dio su voto solo por evitar al fujimorismo.
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Es por eso que el acuerdo de gobernabilidad con la ciudadanía peruana consistía en nombrar un gabinete de ancha base, con presencia de partidos políticos de todo el espectro democrático, por el entendimiento en tiempos de pandemia, el Bicentenario, la gobernabilidad, la estabilidad y la predictibilidad de la economía del país. Pero Castillo nombró a un Consejo de Ministros que le convenía a Cerrón.
No sería la primera vez que un mandatario miente. Lo hizo Alejandro Toledo, Alan García y más aún Ollanta Humala cuando dejó de lado la “Gran Transformación”. Pero esta vez, en el Bicentenario, después de Lava Jato, en medio de la pandemia, el pueblo peruano le dio la Presidencia de la República a Castillo porque “él es diferente”.
Recordemos que para los servidores públicos incumplir promesas desde esa posición es una falta doble: Una mentira y una burla a los ciudadanos. Castillo, apenas pasó el 15% en la primera vuelta, ganó pues por los votos de anti-fujimoristas y no por el liderazgo de Vladimir Cerrón, ni por los principios partidarios de Perú Libre.
La actitud de Pedro Castillo se puede tomar como una provocación para forzar al Congreso de la República a la censura de dos gabinetes consecutivos, pero también es una burla y un menosprecio por su falta de calidad, como en el caso de los ministros Defensa, Transportes y la misma PCM, que carecen notoriamente de la experiencia que el puesto amerita.
¿Qué demuestra Castillo con este desprecio? Es evidente que el mandatario no es el líder que afirma ser y es probable que esté siendo coaccionado. En mi opinión, si el presidente de la República no honró su palabra, los ciudadanos no deberíamos avalar su Gobierno.
Esperemos a que esto se estabilice, por el bien del Perú. Palabra de ciudadano.