La proclamación del 28 de julio de 1821 fue el compromiso con la libertad. Sin embargo, la victoria de la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, fue la consolidación de esa promesa
El sueño independentista por el que lucharon infructuosamente Túpac Amaru II, los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua, así como distintos militares de América Latina, pudo escribirse recién en 1821. Las corrientes liberales europeas arropadas tras la invasión napoleónica a España y la consecuente creación de Juntas Supremas de Gobierno fueron los ingredientes requeridos para concretar la independencia del Perú.
Con el nombramiento de José Napoleón como rey de España y el derrocamiento de Fernando VII, en 1808, los españoles crearon Juntas para “gobernar” en nombre del monarca depuesto. Estas se replicaron por el continente americano y, en 1812, en España proclaman la Constitución de Cádiz, que otorgaba igualdad entre los habitantes de la península y los de América.
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Sin embargo, a su retorno, en 1814, Fernando VII las disuelve, anula la constitución y restaura la monarquía absoluta. Lo mismo ocurre en América, donde se destruyen todas las Juntas creadas en el continente, con excepción de una: la de Buenos Aires, la misma que, en 1815, da inicio a la lucha por la causa independentista, a través de la Corriente Libertadora del Sur.
Camino a la libertad
Luego de la independencia del hoy territorio argentino, el 9 de julio de 1816, el militar y político José Francisco San Martín y Matorras emprendió la Expedición Libertadora a Chile, a donde llegó atravesando los Andes al lado del Ejército Libertador. Ahí, el 5 de abril 1818, libró la batalla de Maipú y consolidó la independencia de esa nación.
El 21 de agosto de 1820, la Expedición Libertadora parte desde Valparaíso hacia el Perú para liberar el último bastión del yugo español. Esta vez, acompañado de independentistas chilenos, la escuadra cruza el mar al mando del oficial naval británico Lord Thomas Cochrane.
Tras casi 18 días de navegación, el 8 de septiembre, el Ejército Libertador del Sur, liderado por el argentino José de San Martín, desembarca con casi cuatro mil hombres en Paracas. Bajo la promesa de libertad, el militar va sumando a la causa independentista a esclavos negros, mulatos e indígenas.
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Ante la noticia de la llegada del libertador a costas peruanas, el entonces virrey Joaquín de la Pezuela buscó una negociación diplomática en la Conferencia de Miraflores, el 24 de septiembre. La Pezuela propuso aceptar la Constitución de Cadiz, mientras que San Martín apuntó crear una monarquía constitucional. El dialogo fue inútil.
En tanto, tras movilizarse al norte del Perú, el 27 de noviembre, San Martín dio el primer grito de libertad en el histórico Balcón de Huaura, estableciendo su segundo cuartel general y permaneciendo ahí durante ocho meses. Acto seguido, el 29 de diciembre de 1820, con el apoyo del marques José Bernardo de Tagle, realiza la independencia de Trujillo.
Así también, San Martín fue declarando la independencia de Piura y Cajamarca. El 29 de enero de 1821, por mediodel llamado Pronunciamiento de Aznapuquio, la Pezuela es derrocado y asume como virrey José de la Serna. Una vez más, los representantes de ambos bandos se reúnen: el 2 de junio, de la Serna y San Martín intercambian sus objetivos en la Conferencia de Punchauca.
Otra vez, el libertador argentino expone su deseo de establecer una monarquía constitucional y de nuevo la reunión es infructuosa. Ante la debilidad del virreinato en la costa,el 6 de julio, la Serna junto al Ejército realista abandonan Lima y traslada su gobierno al Cuso. Seis días después, el 12 de julio, el Ejército Libertador hace por fin su entrada a Lima.
De esa forma, el 15 de julio se firma el Acta de Independencia del Perú en el cabildo de la Ciudad de los Reyes, esta estuvo firmada por los ciudadanos “notables” y redactada por Manuel Pérez de Tudela. El 28 de julio, entonces, en la Plaza Mayor de Lima, José de San Martín realiza el acto fundacional de independencia del Perú.
“El Perú desde este momento es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”, fueron las palabras sostenidas por San Martín frente a una multitud que se aglomeró para escuchar la promesa de libertad. Ante ello y debido a que las tropas realistas permanecían en territorio nacional, el 3 de agosto, San Martín se declara protector del Perú.
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Bajo su protectora, liberó a los indígenas de los tributos establecidos por la corona y declaró que nadie nacería esclavo; además, fundó la libertad de imprenta y comercio, eligió el himno nacional y creó la biblioteca nacional. Sin embargo, el objetivo de establecer una monarquía constitucional persistía y los españoles aún ocupaban tierras peruanas.
Por ello, en un intento de sumar esfuerzos, el 26 y 27 de julio de 1822, San Martín se reúne con Simón Bolívar, el militar que dirigía la Corriente Libertadora del Norte. Ambos tampoco coincidieron en sus deseos para las naciones liberadas, ya que el líder venezolano deseaba la conformación de una Republica centralista. Ante esto, el militar argentino decide salir del Perú para no ser un obstáculo.
Es así que el 20 septiembre de 1822,San Martín funda el primer Congreso Constituyente del Perú y se retira de la nación para nunca más volver. “Mis promesas para con los pueblos, en que he hecho la guerra, están cumplidas”, manifestó. Sin embargo, tras la partida del libertador, las tropas españolas retornan a Lima y la saquean.
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Por ello, el 1 de septiembre, Simón Bolívar y el Ejército Libertador del Norte llegan al Perú para combatir las últimas huestes españolas. Ante las exigencias del nuevo libertador para cubrir las necesidades de sus tropas, el Congreso le otorga la suprema autoridad política y militar, por lo que, el 10 de febrero de 1824, Bolívar asume como dictador.
El 6 de agosto, con apoyo de las fuerzas colombianas, las tropas libertarias vencen a punta de sables al ejército realista en la batalla de Junín. Del mismo modo, el 9 de diciembre de ese año, el Ejército Libertador del Norte junto al ejército patriota derrota definitivamente a las fuerzas españolas en Pampa de la Quinua, Ayacucho.
Finalmente, la firma de la capitulación de Ayacucho significó el final del dominio español en América del Sur, sellando así la independencia del Perú. A partir de 1840, el 28 de julio se consolida como día nacional de la independencia del país.