De acuerdo a la OMS, la eficacia de la vacuna para la enfermedad sintomática y hospitalizada es de 79%
Cinco meses luego que arribaran al Perú las primeras vacunas contra el COVID-19, casi cuatro millones de ciudadanos recibieron las dos dosis requeridas para protegerse de la enfermedad. Sin embargo, y pese a que el cronograma de vacunación avanza de manera continua, un nuevo reto se presenta: miles de ciudadanos se niegan a aplicarse los fármacos y muchos otros exigen una tercera dosis para “reforzar” la vacuna.
Aunque, en efecto, diversos científicos están evaluando aún el potencial beneficio de una tercera dosis, en el Perú el mayor rechazo a los fármacos contra el coronavirus deviene de la desinformación. Por ejemplo, diversas comunidades indígenas en Madre de Dios no quieren inocularse las dosis porque les han dicho que si lo hacen “van a vivir solo tres años”.
Campaña de desinformación
Según narró Julio Cusurichi, presidente de Federación Nativa del río Madre de Dios y afluentes, la comunicación y campañas de sensibilización de las autoridades del Ministerio de Salud no ha llegado a tiempo y, por el contrario, ha sido la desinformación de las plataformas virtuales –incluso la esbozada por “profesionales”- la que llegó “más rápido”.
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“[Dicen] que les van a poner un chip y se va a saber de toda su actividad diaria, o que la vacunación va a ser para eliminar a los pueblos indígenas”, detalló a RPP. El escenario empeora si consideramos que, debido a la escasa logística en cadenas de frío, las vacunas enviadas a departamentos como Madre de Dios corresponde a las de AstraZeneca y Sinopharm, esta última víctima de una campaña de desinformación sostenida.
El 5 de marzo, el asesor en salud de la ex candidata presidencial Keiko Fujimori (Fuerza Popular), Ernesto Bustamante, dijo en Willax Televisión que la vacuna de Sinopharm era “agua destilada” y que “produce más COVID-19”. Malinterpretando un estudio preliminar sobre los ensayos clínicos realizados en el Perú, el biólogo afirmó que el fármaco de Beijing tenía una eficacia de 11.5%.
Aunque meses después la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó la eficacia de 79% de la vacuna de Sinopharm, en el Perú el daño estaba hecho. El Gobierno, que para marzo había adquirido un millón de dosis, frenó la adquisición de estos fármacos frente a las dudas ciudadanas sobre la calidad de la misma. Esto impidió la protección de dos millones y medio de personas, según cálculos del médico Percy Mayta-Tristán.
Eficacia de Sinopharm
Sin embargo, la evidencia hoy respalda la eficacia de Sinopharm. El 7 de mayo, la Organización Mundial de la Salud aprobó su uso de emergencia considerándola “segura y eficaz”. Al igual que las vacunas de Pfizer, AstraZeneca, Johnson & Johnson y Moderna, el equipo asesor técnico de la OMS, revisó los datos clínicos y los procesos de fabricación del fármacos antes de recomendar su admisión de emergencia.
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Según los ensayos clínicos de fase 3 en más de 13,765 ciudadanos, tiene una eficacia de 63.7% en personas con diabetes y 80.7% en aquellos con obesidad. Además, evita la hospitalización en un 78.8% y, según el Grupo Asesor Estratégico de Expertos de Inmunización (SAGE), tiene 90% de efectividad contra el riesgo de muerte.
El fármaco de la empresa china con el mismo nombre utiliza un virus inactivado para desencadenar la producción de anticuerpos que combaten el coronavirus. De momento, está aprobada en 85 países, incluidos el Perú, y, al igual que AstraZeneca, se puede almacenar en un refrigerador estándar a 2-8° C, lo que se considera una principal ventaja.
Pese a los datos publicados, diversos políticos continúan afirmando que esta “no sirve” contra la enfermedad, lo cual ha desatado la condena “enérgica” de la Embajada de China en el Perú. “Dichas declaraciones infundadas son totalmente falsas, irresponsables y carecen de conocimientos científicos básicos”, dijeron en un comunicado en relación a las declaraciones del ex candidato presidencial Rafael López Aliaga.
“Como la primera vacuna contra el COVID-19 que llegó al Perú, su aplicación ha protegido eficazmente la vida del personal médico peruano. Exhortamos a que dicho político deje de difundir mentiras y causar daño a la salud pública”, añadieron.
Una vacuna es mejor que ninguna
Por otro lado, hoy los médicos peruanos a quienes se les aplicó Sinopharm exigen que se les inyecte una tercera dosis, pero esta vez de la vacuna de Pfizer/BioNTech, la cual, según ensayos clínicos, protege de la enfermedad en un 91%. El vocero del Ministerio de Salud (Minsa), Arturo Granados, informó que no existe evidencia que esto signifique un refuerzo, sin embargo, detalló que si esto se comprueba, procederán con esta.
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“No existe una evidencia de que una tercera dosis sea un refuerzo, en el caso del Perú tenemos que esperar los resultados y la aprobación de instituciones internacionales como la FDA, si eso se comprueba, empezaremos siempre con la primera línea de respuesta”, dijo.
De acuerdo al Vacunómetro del Colegio Médico, 59,268 personas dedicadas a la salud fueron inmunizadas. Sobre esa cifra, Granadosinformó que entre febrero y junio de este año 265 médicos murieron y solo siete de ellos habían recibido las dos dosis de Sinopharm.
Aunque estadísticamente la cifra de decesos es menor que sin la protección, lo cierto es que toda muerte siempre es lamentable. Por ello, el vocero del Minsa recuerda ninguna vacuna “es perfecta” yesmejor estar protegidos en un 70% que no estarlo. Incluso un estudio de vigilancia del propio Colegio Médico demostró que la curva de hospitalizaciones y muertes en médicos empezó a caer dos semanas después de aplicar la segunda dosis.
Es preciso, entonces, mantener los cuidados sanitarios como el lavado de manos, el uso de doble mascarilla y la distancia social para reducir las posibilidades de contagio. Por lo pronto, el Perú continúa adquiriendo más vacunas contra el COVID-19: firmó acuerdos por tres millones de dosis con Sinopharm, 32.5 millones con Pfizer y 14 millones con AstraZeneca.