Reflexiones sobre ética y moral en esta segunda vuelta

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Reflexiones sobre la ética y moral en esta Segunda Vuelta

Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec

Keiko tendrá la gran oportunidad de ser la primera presidenta mujer y nada menos que en el bicentenario de nuestra patria. Si gana, ella tendrá que hacer un Gobierno con los aciertos que muchos reconocemos de los inicios de Alberto Fujimori, pero muy alejada de los grandes errores cometidos y de las personas que en ese entonces lo acompañaron, insistir con la misma gente es esperar los mismos resultados.

Por otro lado, Pedro Castillo no es Fidel Castro, Hugo Chávez o Evo Morales. Lo muy preocupante es el entorno que lo acompaña, es una incógnita qué gestión presidencial puede hacer y en pandemia el país no está para experimentos.

Dicho esto, es muy importante después de seis gobiernos consecutivos donde la corrupción era algo natural, adjunto parte de un artículo sobre la importancia de la ética y la moral.

Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios. Esta sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como ‘malo’, ‘bueno’, ‘correcto’, ‘incorrecto’, ‘obligatorio’, ‘permitido’, etc., referido a una acción o decisión. Cuando se emplean sentencias éticas se están estableciendo juicios morales, valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones.

La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno y, desde este punto de vista, cómo se debe actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral. La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la persona humana, ya que desde pequeños captamos la existencia de dichas normas.

La carencia de valores en cada uno de nosotros hace que seamos impredecibles, y esto genera una sociedad caótica, ya que la predictibilidad es la base de la confianza. Somos capaces de tirar la primera piedra sin ningún descaro, etiquetar, desvalorar, sin ni siquiera analizar nuestra vileza.

La libertad humana se puede definir como la “autodeterminación axiológica”. Esto significa que una persona libre se convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta, pues él mismo la determina en función de los valores que previamente ha asimilado.

Cuando no se da la libertad, o se da en forma disminuida, entonces el sujeto actúa impedido por otros factores, circunstancias y personas, de modo que ya no puede decirse que es el verdadero autor de su propia conducta.

De acuerdo con esto se dice que la condición previa de la libertad en un individuo es la captación y asimilación de los valores. En la medida en que un individuo amplía su horizonte axiológico, podrá ampliar paralelamente el campo de su propia libertad. Y en la medida en que una persona permanezca ciega a ciertos valores, se puede decir que posee una limitación en su libertad. Curiosamente mientras más amorales somos menos libres.

El ‘deber ser’ parece pasado de moda, reconocemos y valoramos a aquellos que con todas las dificultades optan por este camino. Sin embargo, no estamos dispuestos a seguirlo.

Esta condición hace que sin duda me genere una sensación de desesperanza en el destino de la humanidad, tal vez sea una desesperanza aprendida en el colectivo social, pero la verdad es que siento que estamos buceando en la mugre social.

Ojalá y estas líneas hicieran que más personas cuestionemos nuestros comportamientos. Así, y solo tal vez, tengamos políticos probos, familias mejores, una sociedad más justa, respetuosa del dolor de los demás, de la necesidad de los demás. Ojalá no esté pasado de moda ser correctos.

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