En estas Elecciones, ¿quién le pone el cascabel al gato de la corrupción?

Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec

En el Perú, la verdad es que ya no se puede creer en gobiernos, proyectos ni pactos de reconstrucción, sin duda no podría ser más pesimista. Por eso, siempre buscamos alguna salida y solución que sean viables y factibles. Empero, los últimos seis gobiernos nos decepcionaron por sus malas gestiones y estar vinculados con la corrupción.

Como será de lenta nuestra justicia que, incluso, muchos piensan que existe una marcada línea para que la impunidad continué más viva que nunca. ¿Cuántos altos funcionarios hay presos de los seis últimos gobiernos? ¿Cuántos devolvieron lo robado al Estado?

En mi concepto, no hay ninguna posibilidad, salga quien salga, que cambie radicalmente la situación en un corto plazo, menos viviendo esta pandemia por COVID-19 (que es la prioridad). Se le seguirá dando ventaja a toda una estructura corrupta en todos los niveles del Estado.

Además, gran parte de nuestra sociedad está comprometida de alguna manera con la corrupción y sin deseos de hacer las cosas con integridad. No hay garantía que el próximo Gobierno pueda garantizar una administración honrada, siempre tendremos un margen de duda, y razonable.

Ya son cerca de 200 años de “democracia” en que, tal vez, dos o tres presidentes han tratado de gobernar sin mancharse las manos. Sin un Gobierno honrado, que implante una completa reforma de todo el Perú, para mejorar la Constitución, y el duro castigo a miles de rateros tanto en el Estado como en la sociedad, nada va a cambiar.

Será una lucha titánica el sentar las bases para disminuir la corrupción en el país. ¿Quiénes serán los que le pongan el cascabel al gato, cuando la mayoría de políticos y autoridades tienen techo de vidrio? Repito, son seis gobiernos consecutivos que tuvieron el tiempo para armar todo un engranaje de corrupción.

Finalmente, hay que elegir a algún candidato, de las opciones que hay se debe votar por aquellos contendientes, y sus partidos políticos, que sean los menos corruptos. A lo que hemos llegado.