De momento, no existen investigaciones científicas concluyentes que sustenten efectos terapéuticos de esta medicina contra el coronavirus
La ivermectina, una medicina contra parásitos, continúa siendo promovida por diversos profesionales de la salud y Gobiernos de América Latina como protección contra el COVID-19. Sin embargo, hasta el momento, no existe evidencia científica concluyente sobre su eficacia o acción efectiva contra el coronavirus.
Por el contario, una reciente investigación clínica publicada en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) afirmó que la ivermectina no tiene un “impacto significativo” en mejorar los síntomas de los pacientes con COVID-19. Asimismo, encontró que el 7.5% de los voluntarios que recibió la medicina abandonó el experimento debido a efectos adversos, mientras que solo el 2.5% que recibió el placebo dejó el tratamiento.
Por su parte, la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU (FDA, por sus siglas en inglés) no recomienda usarla como prevención contra el COVID-19. Del mismo modo, la propia compañía encargada de elaborar la ivermectina, el laboratorio Merck, indicó que no existe base científica que respalde la seguridad y eficacia contra el coronavirus.
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Inicio de la teoría
Por todo lo anterior, surge la pregunta: ¿De dónde nace la premisa de que la ivermectina funciona contra el COVID-19? La respuesta es simple. El interés por esta medicina surgió luego de que se publicara en abril de 2020 un estudio australiano desarrollado in vitro, que mostraba que la ivermectina era capaz de contrarrestar el coronavirus y, por tanto, la enfermedad que provoca.
“La concentración a la que la ivermectina tiene un efecto terapéutico sobre el SARS-CoV-2 in vitro es 35 veces superior a la concentración máxima obtenida tras la administración de la dosis oral recomendada en los seres humanos para el tratamiento antiparasitario habitual”, explicó la Sociedad Francesa de Farmacología y Terapéutica.
En palabras sencillas, el estudio encontró que este medicamento “podría hacer que los virus no ingresen a las células del cuerpo”. Empero, como apunta el médico epidemiólogo Álvaro Taype-Rondan, no siempre los medicamentos que funcionan in vitro, es decir en laboratorio, o en animales (preclínico), prueban ser efectivos en humanos, ya que deben desmentir esas hipótesis en ensayos clínicos.
“En más del 90% de los casos estos fármacos que se están probando realmente no tenían eficacia, es más, muchas veces hacen daño en lugar de ser eficaces. Incluso, dentro de los ensayos clínicos, hay algunos mal hechos. No es suficiente con que se hagan, sino que sean revisados por pares y que los estudios hayan sido bien hechos”, comentó al diario El Comercio.
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Con todo esto, ese mismo año, médicos de Bangladesh comunicaron que lograron “curar” al 98% de pacientes que recibieron la combinación de ivermectina y el antibiótico doxiciclina. El doctor Elmer Huerta precisa para la cadena CNN que más del 90% de pacientes con COVID-19 se recuperan espontáneamente, y que la administración de esos medicamentos en Bangladesh no formó parte de un estudio.
Por lo que es posible que los pacientes pudieron haberse recuperado sin el efecto de esas medicinas. Así, el uso no aprobado de la ivermectina se autorizó en países como Bolivia, República Dominicana, México e incluso el Perú y, con los meses, se extendió a casi toda América Latina. Incluso se tejieron teorías sobre que la prohibición de la ivermectina partía de los grandes laboratorios por el temor a perder dinero en la venta de otros medicamentos.
¿Qué es la ivermectina?
Pero, exactamente, qué es y para qué sirve esta polémica medicina. La ivermectina es un medicamento que deriva de una sustancia aislada a partir de muestras de tierra en Japón, a principios de la década de los setenta, y que tiene un efecto activo contra dos tipos de parásitos: los internos y extremos del organismo vivo.
En consecuencia, la ivermectina es efectiva contra piojos y ácaros que causan la sarna; gusanos redondos como áscaris, así como las filarias y onchocercas que causan las enfermedades de elefantiasis y oncocercosis, comunes en comunidades en condiciones de poco higiene en África. Por lo mismo, es considerada como uno de los medicamentos más útiles descubiertos.
En síntesis, existen diversos estudios preclínicos sobre la utilidad de la ivermectina contra el COVID-19. Sin embargo, en diciembre de 2020, los investigadores de la Universidad de Liverpool, bajo el auspicio de UNITAID, que recibe asesoría de la Organización Mundial de la Salud, revisaron de 11 de estas investigaciones en torno a la ivermectina.
El resultado: a pesar de tener alguna evidencia de que este medicamento puede ser efectivo en reducir las muertes por coronavirus, “los estudios son muy dispares, tienen muchas limitaciones, y no es posible establecer una conclusión definitiva”. Por lo que, al momento, no existe evidencia científica de que la ivermectina tenga alguna efectividad en la prevención y el tratamiento de COVID-19.
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