Ante la escasez de tiempo, la oposición demócrata y un sector de los republicanos tienen por objetivo inhabilitar a Trump de ocupar futuros cargos políticos
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este miércoles 13 de enero el ‘impeachment’ contra el presidente Donald Trump por “incitar a la insurrección” en el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero. Con 232 votos a favor, incluyendo 10 de congresistas republicanos, 197 en contra y cuatro abstenciones, Trump se convirtió en el primer mandatario de la nación en atravesar dos veces por este proceso.
La decisión de la Cámara Baja abre el camino a un juicio político contra Trump en el Senado estadounidense, el mismo que sesionará el 19 de enero, un día antes del cambio presidencial a manos del demócrata Joe Biden. El tiempo para aprobar la destitución del mandatario republicano es tan breve que especialistas sostienen que el objetivo principal es inhabilitar a Trump de ocupar futuros cargos políticos.
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Juicio político
El internacionalista Ramiro Escobar explica que el ‘impeachment’ es el proceso de investigación contra el presidente de Estados Unidos que desemboca en un juicio político en el Senado, el cual da como resultado la destitución del mandatario. Para eso, se necesita dos tercios de los votos de la Cámara Alta. Escobar sostiene que existe una mínima posibilidad para que, antes que Biden asuma funciones el 20 de enero, se produzca una resolución rápida para destituir a Donald Trump.
“Lo que va a ocurrir es que será el próximo Senado el que decidirá el destino de Trump. (…) Si la Cámara de Senadores aprueba el juicio político, como no lo pueden destituir porque ya no es presidente, lo pueden inhabilitar para futuros cargos políticos con lo que ya no podría volver a postular en 2024”, aseguró.
Por su parte, el especialista en temas internacionales, Miguel Ángel Rodríguez Mackay, coincide en la poca probabilidad de destituir a Trump de la investidura presidencial.
“Los demócratas deben convencer a 17 republicanos para que voten por la destitución, lo cual es muy difícil faltando seis días para que acabe el mandato. No veo ese escenario posible. El objetivo máximo es que Donald Trump quede absolutamente fuera del escenario político”, sostuvo para Pica News.
Biden en escena
Por su parte, Escobar recordó que el presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, indicó que los próximos meses de su Administración sean dedicados a organizar el país, combatir la pandemia y “no a una decisión política”. Es decir, “no invertir tiempo en un proceso que puede ser lento y complicar la transición”, sobre todo cuando es el Senado el encargado de aprobar a los miembros de su Gabinete.
“Lo que puede ocurrir es que el juicio político pase a la Administración Biden con un nuevo Senado donde los demócratas tienen mayoría. El efecto de eso es que adentrados ya en el periodo de Biden, quizá un mes o hasta dos meses después, Trump sea juzgado”, apuntó el también catedrático de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
En tanto, el internacionalista Rodríguez Mackay vislumbra que, en la medida que el juicio político contra Donald Trump no se resuelva y figure como tema de agenda en las primeras semanas o meses del Gobierno de Biden, la naciente Administración no comenzará con los grandes temas del país sino con los “temas monotemáticos”, es decir Donald Trump.
“Eso no es bueno para Joe Biden porque Trump, positiva o negativamente, seguiría ocupando las primeras planas y el interés de la atención nacional, que no estratégico para un presidente que recién inicia su mandato”, acotó Miguel Ángel Rodríguez Mackay.
Consecuencias políticas
Por otro lado, los especialistas coincidieron en que el asalto al Capitolio y el segundo ‘impeachment’ contra Donald Trump perjudica tanto al partido de Abraham Lincoln como a la propia nación americana. “El partido republicano está perdiendo mucho con esto, arriesgó su futuro político con un personaje turbio, que no respeta las reglas y llega a ser procaz”, comenta el internacionalista Ramiro Escobar.
Precisamente, Trump, pese a no pertenecer a las canteras partidarias, ganó la Presidencia en 2016 de la mano de los republicanos, los mismos que ahora atraviesan una división en las internas.
“El partido ya está quebrado y podría quebrarse más en la medida que Trump no salga de escena. Lo terrible es que Trump no saldrá tan fácilmente, es un personaje que no se va allanar fácilmente a las investigaciones y tiene gente que lo sigue ciegamente”, sostuvo.
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El partido republicano deberá analizar, entonces, con “mucha discreción” el futuro inmediato de Trump considerando el rechazo interno al aún presidente. “Recordemos que a los políticos tradicionales del republicanismo estadounidense, cuando Trump llegó al poder, fueron echados a un costado y desaparecidos del tablero político”, acotó Rodríguez Mackay.
En tanto, Escobar enfatizó que Trump representa “más que el partido republicano” al tener como seguidores a movimientos como Proud Boys, QAnon, entre otros de ultradechera, que no necesariamente están vinculados al partido pero sí identificados con el presidente. Lo que se refleja en el asalto al Capitolio por “turbas armadas y violentas”, flameando la bandera confederara, la bandera de los estados esclavistas del sur durante la guerra civil del siglo XIX.
“Este incidente mancha el corte democrático de EE.UU.”, agrega el internacionalista Ramiro Escobar, sobre todo en un país que se caracterizó por tener fricciones internas pacíficas. “Va a costar mucho limpiar eso, lo más preocupante es que parece que esto no va a acabar: falta el proceso de transición de 20 de enero y se prevé que habrá disturbios y actos violentos”, lamentó.
Posibles conflictos
De momento, 10 mil tropas de la Guardia Nacional arribaron a Washington DC para resguardar la seguridad de cara a la ceremonia de juramentación de Joe Biden como presidente de la nación americana. Rodríguez Mackay alerta que existen “altas posibilidades” de reacciones adversas de “sectores supremacistas, recalcitrantes y retrógrados de blancos de Estados unidos”, que ven a Donald trump “casi como un ser de naturaleza mesiánica”.
“Yo no veo a los seguidores de Trump con los brazos cruzados después de haber visto el vandalismo con el que entraron al Capitolio”, concluyó el internacionalista.
En la historia de los Estados Unidos, ninguno de los tres presidentes que atravesaron juicios políticos: Andrew Johnson, Bill Clinton y Donald Trump, en su primer proceso, fueron hallados culpables o condenados.
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