Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec
Lo que está sucediendo con el Ministerio del Interior, con el repetitivo recambio de su titular, es el fiel reflejo de la inestabilidad política que se observa en el Ejecutivo. Ocho ministros del Interior hacen Imposible el sentar las bases para una política de Estado que pueda empezar a reducir el delito urbano, verdadero dolor de cabeza para la sociedad en su conjunto.
Además, resulta paradójico que sea la cartera de Interior y no otro sector el que responda sintomáticamente a los cambios en el Ejecutivo, siendo como lo es, un sector que no debería estar politizado, pero que desde hace aproximadamente 20 años viene siendo usado por los diferentes gobiernos de turno.
Ello debido a la influencia de un “grupete” que desde el Gobierno de Alejandro Toledo pretende controlar la institución policial. La Policía Nacional del Perú (PNP) es, en cualquier país, el reflejo de su pueblo y de su gente. En estos momentos en el Perú, la PNP está siendo tratada de la misma forma en la que se trata a la mayoría del pueblo peruano.
Este gobierno, desde Pedro Pablo Kuczynski (PPK) hasta Sagasti, es una sola continuidad. En mi opinión, el más nefasto en la historia del Perú, porque se maneja según las ambiciones de poder de quienes están gobernando. Cuando PPK asume la presidencia y pone a sus ministros a realizar ejercicios en Palacio, era un preludio que las cosas se pondrían mal.
Pero, por una serie de factores, entre ellos un Congreso que no estaba dispuesto a dejar gobernar, todo continuó empeorando. En el caso de la Policía, lo que sistemáticamente se hace es maltratar, golpear, humillar a la institución policial, en vez de poner orden.
Nuestros políticos, hace mucho que no están a la altura de las circunstancias. La crisis de la pandemia debiera tener un enfoque social, empero, estamos a ocho meses de las elecciones y el señor Francisco Sagasti ha puesto en el Gobierno a miembros del Partido Morado. Esto demuestra que la clase política ha sido anulada para ejercer el manejo del país.
Lamentablemente para los peruanos, al momento de la declaración de pandemia global por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la clase política peruana estaba atravesando una gran crisis, incluyendo a renombrados empresarios, periodistas, fiscales, jueces y abogados a causa de los múltiples casos de corrupción, siendo el principal ‘Lava Jato’.
Es la caducidad de líderes, partidos, sistema político, todo. Si el Gobierno no gobierna, el Congreso tampoco legisla, no hay recurso humano, no hay organizaciones políticas serias, no hay de dónde escoger. La gente decente hace décadas que dio la espalda a la política y dejó todo el terreno a los corruptos.
Ahora, en una situación de crisis mundial, el Perú no tiene políticos aptos, probos, capacitados y con experiencia en el Estado. No hay. Lo vemos con cada cambio de Gabinete, cada vez es más difícil encontrar un ciudadano que acepte el cargo ministerial.
En cuanto al nuevo ministro del Interior José Élice, creemos que está técnicamente preparado para el cargo, pero que políticamente no. Hay otras personas que están manejando este sector detrás del señor Élice que sí se creen estar políticamente preparados.
Pero, se trata del mismo “grupete” que desde el gobierno de Toledo se gestó para controlar la Policía Nacional. ¿Hasta cuándo durará Élice en el cargo? ¿Con Élice el sector Interior tendrá estabilidad al menos hasta el próximo 28 de julio? No se sabe, políticamente el Perú en estos momentos es el país con mayor volatilidad en el mundo. En un mes hemos tenido tres presidentes y cinco ministros del Interior.
Lo que sí sabemos es que este grupo que controla el Interior y el Gobierno en estos momentos es el mismo que durante el mandato de Toledo le quitó la facultad de realizar investigaciones a la Policía para otorgárselas a la Fiscalía.
Un antecedente a este tipo de manejo político sobre la PNP se encuentra en el primer gobierno de Alan García cuando se eliminó a la Policía de Investigaciones del Perú al fusionar a los tres cuerpos policiales: PIP, Guardia Civil y Guardia Republicana en una sola institución.
Una de las soluciones al problema del mal manejo político y a la corrupción en el sector Interior y en la Policía sería hacer lo que en un caso muy parecido hizo Colombia: Traspasar la PNP a la jurisdicción del Ministerio de Defensa. Esto funcionó en Colombia. Significaría que tendríamos una policía militarizada, tal como lo es no solo en Colombia, también en otros países como Chile y Brasil.
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