Presidente del Congreso ya había anunciado que si no renunciaba irían por la censura. Merino no reconoció errores
Más de 15 horas después que se conociera la muerte de un manifestante, Manuel Merino finalmente renunció a la presidencia de la República, en un mensaje a la Nación lacónico y sin mea culpa.
“Todo el Perú está de luto (…) Yo, como ustedes, quiero lo mejor para este país”, empezó su discurso Merino. “Hace unos días juramenté como presidente de la República y lo hice con responsabilidad, humildad y honor. Fue un reto que acepté y no busqué”, continuó.
En otro memento aseguró que era un demócrata que respetaba a las instituciones y las leyes, y que era consciente que los peruanos querían su renuncia, pero luego agregó que no podía haber un vacío de poder, lo que hizo dudar si renunciaría al cargo.
“Todos debemos defender la democracia. Sé los deberes que tengo que cumplir. Sé que algunos piden mi renuncia, soy un hombre de Estado y soy consciente de que no puede haber un vacío de poder”, señaló.
Empero, al final, y tras asegurar que los ministros del Gabinete Flores-Aráoz continuarían en sus cargos hasta que se elija a un nuevo Ejecutivo, Merino anunció que renunciaba a la presidencia.
“Quiero hacer de conocimiento a todo el país que presento mi renuncia irrevocable a la presidencia de la República”, finalizó.
Tras la dimisión de Merino, en diversas partes del país hubo celebraciones, vítores, bocinazos, cacerolazos y gritos de ¡viva!
Por otro lado, el Congreso de la República informaba que se realizará una reunión de emergencia del Pleno para debatir los pasos a seguir tras la salida de Merino. Se busca elegir a una nueva mesa directiva, ergo, a un nuevo presidente de la Nación.
Los nombres que circulaban con mayor fuerza por los medios eran de los congresistas Gino Costa y Carolina Lizárraga, ambos integrantes del Partido Morado, única bancada que votó en bloque en contra de la vacancia de Martín Vizcarra.
Mientras, miles de personas han vuelto a salir a las calles pidiendo que se acaben los negociados y que el Poder Legislativo piense en el país.
