Los ciudadanos de los 50 estados federados decidirán por qué candidato deberán votar los miembros del Colegio Electoral
Hoy, 3 de noviembre, son las quincuagésimas novenas elecciones presidenciales en Estados Unidos. El pueblo norteamericano elegirá al nuevo representante de su nación entre el actual mandatario Donald Trump y el exvicepresidente Joe Biden. Sin embargo, esta decisión se realiza de manera indirecta, a través de los denominados Colegios Electorales. ¿Qué son y cómo funcionan? Pica News lo explica.
Sistema electoral
A diferencia de los países de América Latina, que heredaron las prácticas románicas germánicas de la votación directa popular, en Estados Unidos los ciudadanos no asisten a las urnas para elegir a sus representantes. Ya que, desde su fundación, el 4 de julio de 1776, el país del norte heredó el sistema político anglosajón que es “eminentemente indirecto”, según explica el internacionalista Miguel Ángel Rodríguez Mackay.
“En las votaciones, la gente no expresa en ellas directamente el voto por uno u otro candidato, y (el resultado) no es una sumatoria de votos, como en América Latina”, agrega el especialista. En los Estados Unidos de América, las personas votan por los miembros o “delegados” del Colegio Electoral, un paquete de 538 delegados que representan a los 50 estados del país, además del distrito federal de Columbia, que elige, a su vez, al presidente de la nación americana.
Cada uno de los estados que conforman los Estados Unidos tiene un número asignado de delegados, este número está en “función directa y proporcional a su cantidad poblacional”. Alaska, por ejemplo, con poca población, tiene tres delegados, mientras que California, con mayor cantidad poblacional, tiene 55 miembros del Colegio Electoral.
“Los dos candidatos (republicano y demócrata) deben focalizar sus campañas en ganar la mayor cantidad de miembros del Colegio Electoral. Aquel que consiga 270 delegados, de los 538 del Colegio, inmediatamente se convierte en presidente de los Estados Unidos de América”, detalló el internacionalista en diálogo con Pica News.
“Lo complejo del proceso”, aseveró, es que no existe la regla de la proporcionalidad en el conteo de las votaciones, es decir que, en cada estado, aquel candidato que obtenga el mayor número de votos, así sea por uno solo, consigue el total. “En Florida, que tiene 29 delegados, si Biden consigue un voto más que Trump, se lleva todos los delegados”, afirmó Rodríguez Mackay.
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¿Qué ocurre si se genera un empate? Este es un escenario sin registro en la historia de EE.UU., es poco probable pero puede producirse que cada candidato logre 269 votos y se configure el empate. Es ese caso, aclara el internacionalista, el nuevo presidente será elegido por la propia cámara de representantes, a través de una votación en el Congreso estadunidense.
Por otro lado, comenta, no existe registro que los delegados escogidos emitan un voto distinto al del mandato ciudadano que los eligió. A pesar que no haber un estatuto que los obliga de manera formal, existe, en el sistema anglosajón, la figura de ‘la voluntad de la gente’, lo que implica que el delegado que incumpla, puede “terminar vituperado toda su vida por traicionar a la voluntad popular”.
Estados Péndulo
Un escenario con amplia la posibilidad en estas elecciones presidenciales en Estados Unidos, expresa Miguel Ángel Rodríguez Mackay, es que, como ocurrió en la contienda pasada entre Donald Trump y Hilary Clinton, no sea elegido presidente quien obtenga el mayor número de votos populares. “Eso va a depender mucho del comportamiento de los estados péndulo”, señaló.
¿Y qué son los estados péndulo? El internacionalista explica que, precisamente, como refiere el nombre, son los estados que oscilan entre votar por el partido republicano o demócrata. “Suelen ser cinco o seis, pero pareciera que para este año van a ser más de 10, lo que genera una mayor incertidumbre”, anota el especialista.
Por ejemplo, el estado de Florida votó tanto demócrata como republicano con Barack Obama y Donald Trump, por lo que su comportamiento electoral aún está por definirse. En la otra orilla, en cambio, están los estados clásicos, aquellos que siempre votan en determinada dirección: o republicano o demócrata.
Nueva York, pese a ser la ciudad natal del candidato republicano, siempre ha votado demócrata, mientras que Texas ha otorgado su voto al partido republicano. Sin embargo, Rodríguez Mackay es enfático en señalar que los estados tradicionales se están relativizando en esta contienda electoral por la propia naturaleza de los dos candidatos, fundamentalmente, por la propia conflictividad que denota Donald Trump”.
“Es un presidente imprevisto, inusitado, que genera este tipo de ambivalencias, y creo que coadyuva la pandemia, la incertidumbre social, los muertos, los latigazos a la economía y los más de 30 millones de desocupados por la pandemia. Ha creado una suerte de remezón en la gente para vislumbrar cual va a ser el destino de su país”, expresó.
Resultados finales
Al momento, 93 millones de estadounidenses ya emitieron su voto de manera anticipada, a través del correo postal, y casi el doble lo hará hoy 3 de noviembre. Por lo que, el internacionalista considera que el computo manual final no estará listo para mañana, sino que a más tardar el miércoles 4 de noviembre en la noche se podrá tener un panorama más claro sobre quien será el nuevo presidente del país norteamericano.
Por otra parte, al ser un sistema federado, no existe una entidad que contabiliza el total de los votos emitidos en el país, sino que cada estado tiene un mecanismo transversal y riguroso para el sistema de votaciones.
“La posibilidad de fraude, como ha dicho Donald Trump, es imposible. Es una práctica estadounidense desde 1824, tres años después que el Perú fue independiente, bajo esta visión del sistema anglosajón: ‘yo confió y cumplo la palabra empeñada’”, mencionó Rodríguez Mackay.
El 15 de diciembre es el día de la votación formal para elegir al presidente de la nación americana, los delegados por cada estado del Colegio Electoral, deberán consumar la votación de quienes les dieron poder. “Es la confirmación formal de la acción política realizada en las elecciones (del 3 de noviembre)”, acota Miguel Ángel Rodríguez Mackay.
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DATO:
La dicotomía republicano-demócrata ha variado a lo largo de la historia entre liberal y conservador, quienes enarbolaban los preceptos liberales, ahora consolidan, en grandes sectores, una reticencia a estos. El internacionalista Rodríguez Mackay argumenta que “el propio proceso estadounidense con nuevas corrientes, con globalización y con una mirada de presidentes irreverentes, como Donald Trump, cambiaron estos correlatos y movilizaron a los conservadores hacia otros epicentros”.
“Esta visión clásica de conservadores y liberales, izquierda o derecha, como quiso decir Trump, queriendo imputarle estas desvirtudes a Joe Biden, se ha visto mucho en estos cuatro y cinco años. Había una agonía en Estados Unidos sobre el reconcomiendo del conservadurismo histórico que para muchos Donald Trump encarnó y, por eso, fue presidente”, agrega.
Señala, además, que, precisamente, fue Donald Trump el promotor de nuevos postulados, desde que, en 2015, despreció al partido republicano y que luego “terminaron sumisos” ante él. Por ello, existen republicanos que no van a votar a Trump porque son partidarios de una visión más liberal, menos conservadores, y también “un núcleo duro que conserva esa línea”.
“Ese tipo de votaciones del pasado entre conservadores y liberales en Estados Unidos, por la vorágine de las tecnologías, la globalización, los nuevos procesos del mundo multipolar, parece que están acabando”, concluyó.