La pandemia de COVID-19 desenfocó la prioridad respecto a las medidas de defensa civil; sin embargo, a puertas de la campaña navideña es importante recordar que existen otros pendientes por subsanar
Luego que la semana pasada ocurriera el último incendio de código 4 en Lima, las alarmas de cuidado y prevención se volvieron a encender. Aunque no fue el único siniestro ocurrido en la ciudad, fue el que más rápido escaló el grado de intensidad debido a las condiciones propias del lugar: un mercado de venta de todo tipo de productos inflamables sin medidas de protección.
Y, aunque no hay esperar a que ocurra una tragedia para estar alertas, la realidad dista mucho del ideal. El segundo incendio en el mercado La Cachina Fashion de Canto Grande, en San Juan de Lurigancho, expone bien lo resistentes que aún somos como sociedad para prevenir y actuar con diligencia.
Más de ocho horas de trabajo, 30 unidades de bomberos y nueve camiones cisternas pudieron controlar el siniestro. La hora en la que ocurrió, 7:00 a.m., jugó a favor para que no se registraran pérdidas humanas, solo materiales; sin embargo, no siempre se corre la misma suerte.
Próximos a la campaña navideña (noviembre y diciembre), es natural que el comercio aumente y con él la liviandad respecto a las medidas de seguridad. Sobre todo, luego que muchas personas vieran perjudicada su economía producto de las restricciones por la pandemia del COVID-19.
Por ello, Pica News conversó con el comandante Mario Casaretto, jefe territorial del Cuerpo General de Bomberos para Lima y Callao, para recordar las medidas básicas que todo establecimiento debe cumplir para prevenir incendios y, además, la actitud que debemos adoptar como sociedad para no repetir trágicos titulares cada fin de año.
Medidas necesarias
Todo local que congregue público y venda mercadería de diversos rubros como ferretería, tecnología, comida u otro tipo de productos debe tener 200 extintores, señalética clara y gabinetes contraincendios “con una bomba de agua especial para emergencias como estas”, comentó Mario Casaretto. “Lo que no podemos es no tener una capacidad de respuesta en caso se produzca un incendio”, agregó.
Según el decreto supremo 002-2018, toda galería, cual fuera su nivel de venta, debe tener rociadores en las partes superiores que se activen al momento de un incendio y puertas de evacuación de acuerdo a la capacidad del aforo. Además, una bomba contra incendio “que responda con gabinetes y mangueras para evitar que el amago se convierta en un incendio, antes de la llegada de los bomberos”, agrega el jefe del Cuerpo de Bomberos.
El comandante Casaretto es enfático en señalar que muchas veces es la propia negligencia de los comerciantes la que genera el riesgo de incendio. “Se almacena (mercancía) de piso a techo y no se toma en cuenta la cantidad de productos inflamables que están vendiendo. Tratan de tener la mayor cantidad, lejos de pensar que las pérdidas son totales cuando se produce un incendio”, menciona.
Esa es una característica concurrente en las emergencias atendidas por el cuerpo de bomberos: vendedores que “no miden el riesgo” y acumulan de mercaderías su puesto, imposibilitando incluso la evacuación. “Mientras crees que teniendo más mercadería eres el mejor vendedor, eres el peor prevencioncita. Hay que desarrollar la cultura de prevención que no existe en nuestro país”, expresó el comandante Casaretto.
Fiscalización continúa
Que un grupo de comerciantes cumpla con las medidas de seguridad dentro de un centro comercial no es suficiente. El jefe del Cuerpo de Bomberos sostiene que no se puede controlar una galería y otra no: “todos deben cumplir con lo que dice la norma”, apunta.
Por eso, es importante que no solo los comerciantes, sino también los propios vecinos que asisten a estos comercios denuncien al área de fiscalización de la municipalidad correspondiente sobre estos lugares que representan un riesgo inminente de incendio. Y los fiscalizadores, a su vez, cumplan con atender toda denuncia.
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El comandante Casaretto pone como ejemplo el alquiler de viviendas antiguas para almacenar productos, en el Centro de Lima. Muchos dueños de estos edificios ponen a disposición sus propiedades para acumular todo tipo de productos, poniendo en riesgo las casas aledañas.
“Esos locales tienen que ser denunciados porque siguen acumulando al lado de viviendas y nadie les dice nada. Entonces, cuando ocurre el incendio, ahí es el problema: no denunciaron a tiempo y se quema, incluso, la propia casa de los vecinos. Eso debemos superar, la cultura de prevención es para todos, no solo para comerciantes, es para todas las personas”, aseveró.
Asimismo, recalcó que el trabajo de las autoridades debe ser constante y continuo para no descuidar ni un mínimo la fiscalización, sobre todo en el cambio de una gestión a otra. “Existe ese periodo de tiempo que trascurre en que yo (como autoridad) quiero hacer lo que yo quiero y no (continuar) lo que estaba haciendo el anterior y, ahí viene el problema, nuevamente se recarga el riesgo en todos los niveles”, sostuvo el comandante Mario Casaretto.
A puertas de la campaña navideña, el jefe del Cuerpo General de Bomberos recordó que, durante su trabajo en la Subgerencia de Defensa Civil de la Municipalidad de Lima, se incentivó a los 43 distritos de la capital a crear un plan de “navidad segura”. Este consistía en tener fiscalizadores de manera permanente en las galerías, centros comerciales y en los caminos que conducían a ellos.
Mario Casaretto afirma que, en este contexto o en cualquier otro, los trabajos de prevención no se pueden abandonar. “Los planes que se tienen establecidos se deben cumplir con la finalidad de tener la seguridad que se van a respetar”, manifiesta.
Principales desafíos
Sumado a las características particulares de cada establecimiento, al momento de la emergencia, el cuerpo de bomberos enfrenta otro tipo de desafíos relacionados a la atención del siniestro. Lo primero que deben esperar es que Sepadal cierre las matrices aledañas a la zona del incendio para que el caudal de agua incremente y genere la presión necesaria para llenar los tanques de bomberos.
El jefe territorial del Cuerpo General de Bomberos para Lima y Callao, indica que cada camión de bomberos en la ciudad dispuesto a atender emergencias tiene capacidad para almacenar mil galones de agua. “Esos mil galones se gastan en 3 minutos”, explicó.
Por otro lado, si no se tiene el caudal de agua necesario para controlar el incendio, se debe movilizar otras unidades de bomberos para continuar con el trabajo. “Esos 25 o 30 minutos que demora en subir el caudal y de cortar lo que le corresponde a Sepadal, muchas veces hace que el incendio se convierta en de grandes proporciones”, indicó.
Por ello, comentó que es “muy difícil que el bombero llegue al lugar y encuentre una bomba de agua especial con un tanque inmenso que pueda controlar un incendio”, de ahí su importancia. “Esa es la mayor problemática que tenemos al momento de una emergencia grande cuando ya se convierte en proporción”, señaló.
En tal sentido, Mario Casaretto invocó a todos los ciudadanos a cumplir con las medidas de prevención normadas por la ley, a no temer denunciar y, a las autoridades, a cumplir con su deber fiscalizador. “Les pido que hagamos eso, que cambiemos y que generemos una situación que nos permita mantener ese tipo de seguridad que todo queremos”, concluyó.
De acuerdo a información del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP), durante el 2019 se registraron 13 mil incendios a nivel nacional, más de 6 mil fueron reportador en Lima, Callao e Ica. El mes con mayor incidencia de incendios es diciembre.