Estas embarcaciones, que antes permanecieron en el límite del área protegida en Islas Galápagos, desactivaron sus sistemas de monitoreo satelital
Alrededor de 300 embarcaciones pesqueras, con banderas chinas, están en aguas internacionales frente a las costas del Perú luego que el Gobierno ecuatoriano denunciara que estos navíos realizaron pescas de calamar por tres meses en el límite marítimo de las Islas Galápagos, una de las zonas con mayor diversidad en fauna marítima.
“Hemos hecho el monitoreo y sabemos que están en aguas de altamar frente a la Zona Económica Exclusiva de Perú, en su parte sur. Es un proceso en que van desplazándose, van moviéndose, haciendo su labor, haciendo pesca (…) Más o menos por esta época empiezan su desplazamiento más hacia el sur”, dijo Daniel Ginez, jefe de operaciones navales de la Armada de Ecuador.
Por su parte, el presidente del Comité de Pesca y Acuicultura de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Alfonso Miranda Eyzaguirre, precisó que dichas embarcaciones se encuentran en las costas de Pisco, en Ica.
“Es la denominada Ruta del Calamar, que involucra las costas de Ecuador, Perú, Chile y Argentina. En este momento, se encuentran frente a las costas de la provincia de Pisco y seguirán su viaje hacia el sur para llegar a Chile y, posteriormente, a las aguas marinas frente a Argentina”, indicó.
Miranda recordó además que, en el Perú, el Ministerio de Producción estableció que los navíos pesqueros deben llevar un equipo satelital que permita su monitoreo. De esa forma, se evita que las embarcaciones extranjeras realicen pescas ilegales.
“Espero que ese control esté funcionando y que la Marina cuente con los medios necesarios que le permitan controlar la gigantesca flota china, que en el pasado ha tenido una conducta dudosa”, expresó.
¿Por qué es importante?
Desde el 2017, estas naves, de origen asiático, están realizando circuitos de pesa cerca a zonas protegidas por la diversidad en sus especies marinas, muchas en extinción, como ocurre en las Islas Galápagos de Ecuador.
Según la autoridad naval de ese país, este año se incrementaron el registro de barcos pesqueros a comparación de años anteriores. Y, si bien ningún navío entró a aguas jurisdiccionales ecuatorianas, diversos grupos ambientalistas y las propias autoridades de Ecuador apuntan a que es un peligro para la fauna.
“Con un número tan grande de barcos de pesca tenemos el riesgo de que ciertas especies se vean disminuidas, afectadas y, asimismo, por causa de unas, otras también sufran el impacto”, explicó Daniel Ginez, jefe de operaciones navales de la Armada de Ecuador.
La propia Embajada de los Estados Unidos en Ecuador informó que a inicios de septiembre, se recogieron diversos envases de plásticos de productos americanos y chinos de una de las playas de Galápagos. Mientras que Norman Wray, presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos, alertó que el chip instalado a Esperanza, un tiburón ballena en peligro de extinción, dejó de trasmitir en mayo cerca a las flotas chinas.
El Gobierno Ecuatoriano pidió a organismos regionales un mayor control sobre las prácticas de pesca en aguas internacionales, ya que, sostiene, los sistemas de monitoreo satelital de algunos barcos fueron apagados durante su estadio en las costas de Galápagos.
“Nuestro requerimiento es que se haga la identificación de las medidas que nos permitan evitar la presencia de un número tan grande de embarcaciones de pesca, que sin duda alguna se puede calificar como embarcaciones que están depredando los recursos ictiológicos”, apuntó Daniel Ginez.
Por su parte, China se comprometió a una política de “tolerancia cero” con los barcos que incumplan la normativa y protocolo de pesca. “China ha tenido un reacción muy positiva en este sentido porque nos ha reiterado que si, en algún caso encontramos un barco de esta flota que haya violado alguna normativa internacional, la tolerancia china será de cero”, comentó el ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Luis Gallegos.
Cabe precisar que, el 11 de agosto, el Gobierno ecuatoriano se unió de manera oficial a la “Alianza Global para el Océano”, coalición internacional impulsada por el Reino Unido que plantea que, para el año 2030, al menos el 30 % de los océanos en el mundo se declaren áreas marinas protegidas. A la fecha, son 26 los miembros que la conforman.