El Ministerio de la Mujer detectó un incremento de las agresiones físicas y sexuales hacia niñas, niños y adolescentes durante el Estado de Emergencia
Al menos 85 feminicidios ocurrieron en el Perú en lo que va del año, según cifras del Ministerio de la Mujer (MIMP). De ese número, 36 sucedieron durante el aislamiento social obligatorio decretado por el Gobierno para prevenir el contagio del COVID-19. ¿Qué quiere decir esto? Que muchas veces las víctimas conviven con sus agresores en la misma casa.
Pero, ¿qué es, exactamente, un feminicidio? El Ministerio de la Mujer lo califica como la muerte de una mujer por su “condición de tal”, ya sea en un contexto de violencia familiar, coacción, acoso sexual, discriminación y abuso de poder, al margen que exista o no una relación conyugal o de convivencia con el agresor.
Esto significa que las mujeres son asesinadas por una cuestión de género, que parte desde la ira, el odio, los celos o, incluso, la búsqueda de placer de parte del victimario, y no como consecuencia de algún agente externo como puede ser un robo o un accidente.
Y aunque, desde el 2017, el Código Penal Peruano incluye la tipificación de feminicidio con penas no menores de 15 años y, en sus agravantes, penas no menores a 25 años, queda mucho trabajo por hacer en materia de prevención, atención y acompañamiento a las víctimas.
Cifras alarmantes
Si bien son 85 los casos de feminicidios registrados hasta agosto por el Programa Nacional Aurora, programa para la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres del MIMP, existen otros 166 casos que configuran solo la tentativa del crimen. Y el 65% de los casos ocurridos fueron ejecutados por la propia pareja de la víctima, seguido en un 13% por la expareja o un desconocido.
El año pasado, solo 19 de las 166 víctimas de feminicidio en todo el Perú denunciaron ante la Policía Nacional o la Fiscalía a su agresor. Hasta agosto de ese año, 114 casos de feminicidio se habían producido y, como si de una cruel carrera se tratara, para el mismo periodo en el 2020 la cifra se está acercando.
La Defensoría del Pueblo también indica que, durante los tres primeros meses de la cuarentena nacional por COVID-19, 915 mujeres fueron reportadas como desaparecidas: el 70% de ellas, niñas y adolescentes.
“La desaparición de mujeres es un problema endémico en Perú: antes de la cuarentena se denunciaban cinco casos al día en promedio, pero la cifra se elevó a ocho durante el confinamiento”, señaló la entidad.
La responsable de Derechos de la Mujer de la Defensoría, Eliana Revollar, sostuvo en una entrevista para la prensa internacional que muchas veces las desapariciones no se investigan porque se cree que las personas se marcharon de forma voluntaria, pese a la existencia de altas cifras de feminicidios y de redes de trata de personas.
“Hay una resistencia de la policía en tomar estos casos. Nosotros exigimos que se concluya el registro nacional de personas de desaparecidas”, declaró Revollar en junio pasado.
¿Qué ocurre entonces? ¿Qué están haciendo las autoridades?
El Ministerio de la Mujer puso en marcha distintas herramientas para ayudar a las personas que sufran algún tipo de violencia de género. Por ejemplo, La Línea 100 y el chat de la Línea 100, del programa Aurora, son servicios gratuitos que atienden las 24 horas para brindar asesorías y soporte emocional a las personas víctimas de algún de tipo de violencia.
Asimismo, los Centros de Emergencia Mujer (CEM) son lugares que brindan servicios como consejería psicológica y orientación legal de manera gratuita, sin embargo, a raíz del Estado de Emergencia los 350 centros en el territorio nacional dejaron de operar; por lo cual, estas ayudas tuvieron que reinventarse.
El programa Aurora, por ejemplo, formó 209 equipos itinerantes de urgencia para asistir a los domicilios de las víctimas y otros 14 hogares para recibir a las personas que no pueden permanecer en sus casas por medidas de seguridad. Durante los dos primeros meses recibieron a 65 víctimas: 32 mujeres y 33 menores de edad que las acompañaban.
Mientras que la Línea 100, que antes del Estado de Emergencia recibía más de 12 mil llamadas al mes, percibió un total de 27,997 llamadas.
Ante esta problemática, el Ejecutivo estableció, a fines de abril, el Decreto Legislativo N° 1470 que establece medidas específicas para garantizar la atención y protección de las víctimas de violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar durante la emergencia sanitaria declarada por el COVID-19.
Es por ello que, ahora los jueces puedan otorgar medidas de protección urgentes a las denunciantes, como el retiro del agresor del hogar, sin necesidad de hacer audiencias durante el Estado de Emergencia.
Violencia sexual
De acuerdo a los datos del Programa Aurora, el número de abusos sexuales se incrementó considerablemente durante la cuarentena: 564 violaciones actualizadas al mes de agosto, de las cuales, casi el 60% de las víctimas son niñas, niños y adolescentes.
“Lamentablemente el agresor suele ser muy cercano a la familia o incluso parte de ella. En algunos casos ha sido el vecino, pero en otros el padrastro, el abuelo, el tío e incluso el propio padre”, indicó Nancy Tolentino, directora ejecutiva de Aurora para la agencia EFE.
“Nos duele a veces la complicidad, en algunos casos, de la persona al cuidado de estos menores. En algunos casos como este, la propia madre conocía el hecho y no lo ha denunciado”, agregó Tolentino.
En ese sentido, indicó que los datos obligan a replantear como sociedad la forma de crianza y desarrollo para una “mayor protección y defensa de las niñas y adolescentes”.
Por eso, se hace necesario implantar en la malla curricular una educación con enfoque de género que fomente el respeto y la saludable convivencia entre niños, niñas y adolescentes para que comprendan, pese a las conductas que pueden observar en casa, que las diferencias entre ellos los hacen dignos y valiosos.
Cabe señalar que, lo expuesto líneas arriba son las cifras oficiales de las instituciones públicas del Estado, como la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de la Mujer. Sin embargo, existe otro abanico de cifras de diversas organizaciones privadas que manejan data con distintas características entre las mujeres para determinar otros patrones enmarcados en la violencia de género. Además, muchas de las mujeres que sufren algún tipo de violencia no denuncian estos actos por miedo y amenazas.
Y aunque son minoría, los hombres también llaman no solo a denunciar agresiones sino a recibir consejería para manejar sus emociones y evitar situaciones de violencia contra sus parejas y/o hijos. Y es que, precisamente, el trabajo es en conjunto. El machismo, insumo transversal para la violencia de género, ataca no solo a las mujeres sino también a los mismos hombres.
Queda mucho trabajo por hacer, es verdad. Por ello, más allá de la tarea fiscalizadora de las autoridades, la ciudadanía entera debe estar alerta ante cualquier indicio de violencia; implementar, por ejemplo, chats grupales en tiempo de pandemia que funcionen como redes de cooperación por si algún cercano, vecino o extraño está siendo vulnerado en sus derechos. *Si eres víctima o testigo de un hecho de violencia, no dudes en llamar a la Línea 100 del Ministerio de la Mujer o al número 105 de la Policía Nacional del Perú. La ayuda llegará para atender cualquier tipo de violencia. No estás sola*