Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec
A propósito de la peor crisis social en la historia del Perú a causa de la pandemia por el COVID-19 y de las próximas elecciones presidenciales, no dudamos que nuevamente tendremos que elegir a un mal menor; es decir, que los partidos políticos nuevamente esperarán hasta la última hora para presentar sus respectivos planes de gobierno en lo que esta vez será una campaña corta y atípica.
Este es un mal que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo y que nos sigue hundiendo en el atraso y el subdesarrollo. En nuestro país, mentir es parte de la gobernabilidad. La mentira se ha vuelto en la forma en la que se gestiona la gobernabilidad: en política, al pueblo peruano se le engaña muy fácilmente.
La pandemia por el nuevo coronavirus ha sido la situación jamás pensada por los asesores de la PCM porque todas las mentiras con las se manejó el país desde décadas atrás han quedado al descubierto.
Un ejemplo de esto, es la situación de la frágil infraestructura social que ha llevado al Gobierno al fracaso en su lucha contra el COVID-19, evidenciando un colapsado sistema de salud pública, un ineficiente sistema educativo, una inadecuada respuesta en la seguridad ciudadana, entre otros errores y “horrores”, dejando ver la realidad que se escondió durante décadas.
El fracaso en la distribución de los bonos para familias en extrema pobreza es otra de las mentiras que ha quedado en evidencia. Lo mismo podemos afirmar de las verdaderas cifras de víctimas a causa dl coronavirus.
El Gobierno no puede seguir gestionando la pandemia en base a cifras falsas. Debe sincerar lo que está sucediendo para saber cómo actuar hacia el corto, mediano y largo plazo. Mientras la economía nacional se llevó en “piloto automático” no podía cuestionársele nada a los diferentes gobiernos de turno. Ésa es la razón por lo que ha dado lo mismo que gobierne uno u otro candidato.
Esta situación ha quedado históricamente registrada de forma contundente cuando en sucesivas elecciones las segundas vueltas han sido definidas por el llamado “mal menor”: Alan García VS Ollanta Humala, Ollanta Humala VS Keiko Fujimori y Keiko Fujimori VS PPK. Recordemos sus planes de gobierno y recapitulemos si es que este país no se maneja con mentiras.
Con la pandemia, se cierra un periodo en la historia del Perú. Por lo tanto, es necesario un nuevo manejo del país y de esto serán responsables los candidatos presidenciales a las elecciones de 2021.
El COVID-19 y sus consecuencias deben tener un lugar central en el plan de gobierno de los partidos políticos. Es hora de dar inicio al debate porque la campaña electoral ya está corriendo; sin embargo, hasta la fecha no hay debate ni intercambio de ideas. Sólo un gran silencio respecto a lo que el Perú debe hacer en los próximos cincos, diez y veinte años para que situaciones como esta no se repitan.
Una vez más prima la improvisación en los partidos políticos. Las candidaturas improvisadas esta vez cambiarán el baile, la cumbia y el perreo de cada campaña electoral por las de ataque en las redes sociales. Pero de propuestas no tendrán nada que decir. Siempre nos engañan porque dicen una cosa y hacen otra.
Nuestro pueblo se caracteriza por tener una mala memoria. Uno de los ejemplos paradigmáticos es el caso de la campaña electoral del año 2011 del ex presidente Ollanta Humala con la recordada “Gran Transformación”.
No podemos seguir manejando el país de esa manera. Las verdaderas cifras de esta pandemia son la consecuencia de haber manejado folclóricamente este país desde hace décadas. Los partidos políticos son los pilares sobre los que reposan la democracia, el sistema político y el gobierno. Desde esta trinchera decimos: “No a la improvisación de los planes de gobierno”. No van a hacer que votemos otra vez por el mal menor.
Finalmente, nos queremos dirigir a la ciudadanía: Esta vez no podemos regalar tan fácilmente nuestro voto, el que sea elegido tendrá que cumplir las promesas propuestas en campaña, pero además deberá mostrar el equipo que lo acompaña. No olvidemos la frase del mensaje con buenos mensajeros.