Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec
Me gustó mucho el artículo de la periodista Lorena Salomón en su columna ‘Prometo no exagerar’ publicado en la revista “Somos última”. En él, Salomón habla del miedo en tiempos de pandemia. Los habitantes del mundo, en mayor o menor grado, tenemos ese sentimiento, esa sensación desagradable de angustia que provoca la presencia de un peligro real o imaginario.
En este caso el virus del COVID-19, aunque invisible es un peligro real, uno que hasta la fecha los científicos realmente no conocen bien. Lorena propone, en un correcto enfoque, que una cosa es plantear el uso del miedo como protección y otra es que nos imposibilite vivir. Con razón, señala que vivir con miedo constante no es vivir.
Interioricemos esto: la seguridad total no existe, no tenemos el control de todo y posiblemente, a pesar de los adelantos tecnológicos, nuca lo llegaremos a tener.
El miedo es una emoción humana y completamente actual, ya a muchos nos están ocurriendo situaciones no deseadas que nos generarán tristeza, dolor, incomodidad y, la verdad -aunque dura, cruda y amarga,- es que en estos momentos no hay mucho que podamos hacer para cambiarla. Por ello, es importante seguir todos los protocolos de salubridad indicados por los médicos.
Yo, al igual que Lorena era hipocondriaco. Ya no lo soy tanto porque comprendí que cuando el miedo nos domina, también domina nuestras vidas; ello no significa de ninguna manera, dejar de usar el sentido común o asumir una cultura de seguridad preventiva como una norma de vida.
Trabajo desde hace 42 años en seguridad y sé que ello es lo correcto, pero tal vez muchos necesiten terapias con psicólogos o psiquiatras ante la pandemia que hoy vivimos; es muy importante ayuda profesional ante una situación de esta naturaleza.
Conversando con el destacado psiquiatra Hugo Lozada Roca, afirmaba que las personas en un número importante están pasando estados emocionales muy complicados, pero siempre piensan, equivocadamente, que acudir a un profesional de la salud mental es estar mal de la cabeza.
Los buenos profesionales saben como llevar una crisis a la calma. Sin duda, como finaliza su artículo Lorena, cada uno de nosotros tendrá que poner de su parte, algunos que son la cabeza de familia o líderes, tendrán que poner un poco de garra extra para controlar al miedo, porque de eso se trata, de saberlo controlar. Finalmente, el miedo nos lleva en ocasiones a respuestas violentas, vemos que se incrementó la violencia familiar en un número importante, los jóvenes generalmente buscan manejar el miedo con sustancias como el alcohol y drogas. Lo importante es que cada uno evalué si necesita una ayuda profesional o se propone a saber controlar sus miedos.
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