Por: Naty Pineda
Mi nombre es Brigit, tengo 20 años y estoy en 8vo. ciclo de Contabilidad en una universidad particular. Como muchos estudiantes, con la cuarentena empecé a llevar clases virtuales desde casa ya que no se sabe cuándo volveremos a las aulas.
El primer problema para mí en esta nueva modalidad fue el internet, la banda es muy baja ya que, según los operadores, medio mundo está conectado y hay una saturación terrible y bueno, es problema de nosotros y no del pésimo servicio que ellos brindan.
Los profesores tienen el mismo problema al conectarse para las clases o dar las tareas, a veces solo vemos una imagen congelada y un audio entrecortándose cuando habla, y no podemos llegar a entender toda la idea que planteaba.
Lo peor es que nos sobrecargan con horarios y tareas, ya que asumen que el estudiante no realiza ninguna otra actividad más allá de estudiar. No piensan que muchos de nosotros tenemos que dividir nuestro tiempo entre las clases y los trabajos y/o prácticas preprofesionales (tan indispensables hoy en día si quieres obtener tu bachiller).
Siendo honesta las clases virtuales no ayudan. Los profesores no enseñan con la misma rigurosidad como sí lo hacen en clases presenciales. Al ser todo virtual se dedican a enviar PDF o libros electrónicos y no se toman la molestia en explicar el trabajo. Por eso, en lo personal, prefiero las clases presenciales.
Creo que el problema es que la universidad no estaba preparada para dar 100% clases virtuales y los docentes tampoco. No te enseñan bien, no se aprende nada y es una pena, porque lo que está en juego es tu carrera y cuando uno ama su especialidad es muy triste que todo quede a medias.
Puede que mi historia no sea igual a muchas y que otros se sientan cómodos con las clases virtuales, pero también sé que no somos pocos los que nos sentimos insatisfechos con esta modalidad.
Debo admitir que me siento frustrada, en lo académico, solo aprendo cuando las clases quedan grabadas. Mi recomendación, es que haya flexibilidad en los cursos teóricos, porque las practicas no son de mucha ayuda.
En verdad creo que son menos exigentes ahora que cuando ibas a clases presenciales, además ya no puedes acceder a la biblioteca de la universidad y hay una gran diferencia entre los libros electrónicos disponibles y los impresos.
Lo otro es que no hay una estructura pedagógica, ni una relación entre profesor y alumnos como sí la había dentro del salón de clases. Las técnicas de aprendizaje son distintas, las clases no son dinámicas y muchos docentes, muy buenos en su manejo corporal, no tienen la misma capacidad al momento de conectarse en línea.
Para rematar las cosas, en las clases virtuales simplemente no hay participación de alumnos, nadie quiere intervenir o responder las preguntas del profesor, actúan de forma muy apática. Debo reconocer que sí, extraño mucho las clases presenciales, no solo por la dinámica dentro del salón de clases, también por todo el entorno, ver a mis compañeros, bromar y reír con ellos entre una clase y otra, ir por un café en el break, caminar juntos hasta el paradero contándonos alguna anécdota tonta pero significativa para nosotros. Es decir, socializar con amigos en una época de tu vida que jamás volverá y que siempre recordarás.
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