Por: Victoria Pineda
Periodista, investigadora
Martín Ruggiero Garzón es el flamante nuevo ministro de Trabajo. Con 32 años es el miembro más joven del ‘gabinete Cateriano’. Es, también, el que menor experiencia tiene en el sector público para el cargo designado.
Ruggiero es, según la Sunedu, abogado por la Universidad de Lima, y tiene el grado de bachiller en Derecho. De acuerdo con su propio perfil de LinkedIn, toda su experiencia laboral se basa en ser asociado del bufete Payet, Rey, Cauvi, Pérez Abogados.
Es todo. Nunca ocupó un cargo en el sector público. Sin embargo fue electo nada menos que ministro de Trabajo. ¿Cuál fue el mérito que lo llevo a ese puesto? Tal vez sea el ‘brillante’ artículo que escribió para Gestión recordándonos que “es innegable, ser formal en nuestro país “cuesta”, sin embargo, creemos que es una inversión cuyo esfuerzo se ve recompensado a la larga”.
Lo cierto es que dicha cartera es mucho más exigente cuando se trata de puestos de menor jerarquía. Por ejemplo, a un auxiliar administrativo, que solo va a ganar 1,500 soles, le exigen como mínimo 1 año de experiencia específica en el sector público en el puesto de apoyo administrativo o en el cargo de secretariado.
Si eres un abogado que desea trabajar para el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) deberás ser especialista en contratación pública, tener una experiencia específica de 3 años “prestando servicios en Entidades Públicas en contratación pública”, además de una certificación de los servidores del órgano encargado de las contrataciones vigente. Esto sin contar los diplomados en gestión pública, derecho administrativo, etc.
Ni se diga de los requisitos para un asesor legal del MTPE, que incluyen 3 años de experiencia específica en el entidades del Estado y 1 año en derecho laboral. Así como una maestría en Derecho de Trabajo o Derecho Constitucional.
Todo esto sin contar la experiencia que debes acreditar en el sector privado y en puestos similares al que deseas acceder.
¿Por qué un cargo menor tiene mayores exigencias laborales y educativas que el de aquel que va a dirigir la cartera? Se puede alegar que se trata de un cargo de confianza, pero hablamos de un ministerio que va a ser pieza clave durante esta emergencia sanitaria y una crisis económica que ha llevado a muchas empresas a aplicar la suspensión perfecta, a veces, de forma unilateral y sin pensar en el perjuicio del trabajador.
Hablamos, además, de un ministro cuya mayor experiencia es el asesoramiento laboral a empresas locales y multinacionales, especialmente en “asuntos salariales y horarios, disciplina de empleados, derechos, problemas sindicales”.
Un ministro que en una entrevista hacía énfasis en que “no necesariamente prestar servicios en un día feriado genera un ingreso adicional para el trabajador porque la empresa puede otorgarle otro día que compense”.
Probablemente ahora muchos se pregunten cómo resuelve Ruggiero los ‘problemas sindicales’, más aún cuando, durante la cuarentena, Sunafil recibió 21,735 denuncias de trabajadores a nivel nacional, una cifra alarmante si se toma en cuenta que durante todo el 2019 el número de denuncias ascendió a 40,268.
También se debe considerar que de las denuncias realizadas, 4,645 fueron por despido arbitrario, 4,638 por liquidación o pago de beneficios sociales (gratificación, bonificación, CTS y vacaciones), y 2,630 por remuneraciones.
Todo un reto para quien piensa que la regulación trae más complicaciones que beneficios. Esperemos, por el bien de todos los trabajadores, que asuma este reto con imparcialidad y nos sorprenda gratamente. Nada se pierde siendo optimista.
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