Mi vida en época del coronavirus

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Mi vida en época del coronavirus

Por: Naty Pineda

Tengo 61 años, sufro de un problema cardiaco y siempre tuve problemas respiratorios. Soy la candidata perfecta para encajar en el llamado “grupo de riesgo”. ¿Cómo vivo esta pandemia? En lo personal el Covid-19 ha sido una experiencia traumática, que ha cambiado mi vida, nuestras vidas de forma inesperada.

Debo reconocer que me ha afectado psicológicamente, no tanto por el virus en sí, sino porque a diario veo en las noticias hospitales colapsados, personas cayendo muertas en la calle, familias llorando ante la impotencia de no tener dinero para comprar oxigeno a sus seres queridos.

Vivo con el temor a ser contagiada sin saberlo, a que al salir a la calle, al mercado, al banco traiga conmigo el virus. Tengo tanto temor que no quería incluso que mi hijo fuera a trabajar porque podría contagiarse y contagiarme. Le pido a mi hija que no me visite por la misma razón.

Un día, vi a mi amiga subir a su padre, casi inconsciente, a un taxi, volvió a las pocas horas sola. No pudo velarlo, ni enterrarlo, solo llorar por su partida. Ese episodio me hizo revivir los momentos más difíciles que pasé por la enfermedad de mi esposo y temblé al pensar en que mis hijos harían las mismas escenas que mi pobre amiga. Nuestros familiares están falleciendo y son enterrados sin velorio ni despedidas, sus seres queridos no pueden acompañarlos hasta su última morada.

En otra ocasión tuve que ir a EsSalud a recoger mis pastillas para el  corazón y me sentí enferma al ver a tantos pacientes que caían desmayados en plena cola para ser atendidos. Regresé a casa y me metí a la cama sin fuerzas para nada más. Estaba ‘psicoseada’, no quería salir más a la calle, ya no quería ver más las noticias, solo quería llorar, mientras me preguntaba ¿cuánto mal le hemos hecho a nuestro planeta para que nos esté pasando todo esto?

Es horrible esa sensación que se siente, un vacío en el estómago, al ser separados y encerrados lejos de nuestros hijos y familiares, no poder abrazar a nuestros seres queridos y amistades. Es doloroso no ver a mi hija, mantener distancia de mi hijo, pero ¿qué más puedo hacer? estamos luchando contra un enemigo invisible, sin saber que va a pasar mañana, toda nuestra vida ha cambiado, todo se detuvo y estamos atrapados, encerrados entre cuatro paredes con mascarillas, sin poder respirar libremente.

Entendámoslo,  ya no somos libres, vivimos en zozobra por el virus, los medios de comunicación, los reporteros que se han vuelto jueces implacables de los que salen a buscarse la vida, por el gobierno en el que la corrupción sigue campante, por un sistema de salud que ha desnudado todas sus falencias.

A mí solo me queda darle gracias a Dios por estar viva, por haberme dado cuenta que hemos estado muy alejados de nuestros hijos y hogares, sin comunicación, viviendo muy individualistamente, sin pensar en quienes, quizás, muchas veces nos necesitaron y no estuvimos ahí para ellos.

Tal vez la humanidad necesitaba esta sacudida, tal vez es una alerta ya que casi hemos destruido nuestro planeta. Solo sé que los peruanos saldremos vencedores, como lo hemos hecho muchas veces ante tantas otras crisis. Por ahora solo nos queda quedarnos en casa, mantener nuestra distancia, ser más sensibles y humanos, amar a nuestro prójimo, buscar la unión familiar y valorar a nuestros seres queridos.

¡QUÉDATE EN CASA! Hazlo por tu padre, tu abuela, tu hijo enfermo, tu tía preferida, todos a los que puedes perder aunque a ti no te afecte el Covid-19.

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