Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec
Antes que nada, queremos expresar nuestras condolencias a los familiares de las víctimas. La triste noticia de 13 personas fallecidas en el Perú en medio de una estampida ocurrida dentro de una discoteca informal tras un operativo policial, ha dado la vuelta al mundo.
Como es debido cada vez que denunciamos esta clase de hechos debemos señalar a los responsables. En primer lugar, se encuentran el promotor, el organizador de la fiesta y el dueño del local. Asimismo, la Municipalidad Distrital de Los Olivos también tiene un alto grado de responsabilidad. Los carteles con publicidad de la fiesta clandestina estaban colgados en la fachada del local.
Los asistentes a la fiesta son tan responsables como los organizadores. Ellos acudieron a un local -sin importarles un posible contagio del COVID-19 e irrespetando normas y leyes ordenadas por las autoridades- que a todas luces era una trampa mortal; en un segundo piso, con un solo ingreso en una escalera empinada y muy estrecha; una puerta a la calle que se abría desde dentro; y una sola ventana por donde era imposible salir por estar protegida con barras de fierro.
En estos momentos se está investigando la actuación de la policía durante el operativo. Es muy importante conocer si se siguieron los procedimientos y protocolos establecidos para estos casos. Pero, cabe anotar que no se trata de un operativo programado, la Policía reaccionó ante una denuncia de los propios vecinos.
¿Qué causó la muerte por asfixia de doce mujeres y un hombre? Para el director de Aprosec, el comandante PNP (r) Nino Martini, hay una notoria falta de protocolos técnicos operativos policiales sumada a la deficiente estrategia de abordaje. La Policía llevó a cabo una intervención liderada solamente por el sentido común del oficial a cargo, más no previno la reacción de un centenar de jóvenes en estado de ebriedad, además no recapacitó en las condiciones del establecimiento y los pro y contra de una posible reacción violenta por parte de los intervenidos.
Estas carencias técnicas de operatoria policial, serían las que desencadenaron que los infractores, en su pretensión de huir y burlar la actuación policial, ocasionaran su propia muerte por aplastamiento y asfixia.
Por tal motivo, consideramos que el responsable de la cartera del Interior así como el actual Comando Policial, necesitan urgentemente tecnificar sus políticas y estrategias instruyendo protocolos innovadores acorde con la actual situación social, tanto en las áreas de seguridad ciudadana así como en el abordaje a grupos humanos y multitudes; a fin que los funcionarios policiales no sean objeto de cuestionamientos y responsabilidades penales en el cumplimiento de su relevante servicio a favor de la sociedad.
Esto no justifica cómo la Municipalidad distrital de Los Olivos trata de lavarse las manos señalando que ellos no serían responsables del funcionamiento de este local industrial convertido ilegalmente en una discoteca. A los funcionarios ediles debe aplicárseles una sanción ejemplificadora, en vista que son quienes han permitido estas continuas infracciones, pese a la queja del vecindario.
Además, el Ministerio Público y en su momento los órganos jurisdiccionales deben implicar en la presunta comisión de delito contra la vida el cuerpo y la salud a los propietarios y promotores de estas fiestas sociales, quienes, solo movidos por su ánimo de lucro, no consideraron los irreparables daños que han ocasionado a trece jóvenes vidas ocasionando terrible sufrimiento y pesar a cada una de sus familias.
Finalmente, este ejemplo grafica en parte, una de las causas por las que la pandemia está fuera de control en nuestro país: En el Perú -está demostrado una vez más- existe precariedad del orden y la seguridad porque la población, en su gran mayoría, carece de una cultura de respeto a la autoridad.
Y este factor, lejos de ser producto de la idiosincrasia, es el resultado de la falta de educación en los valores democráticos, en los cuales el ciudadano es lo suficientemente responsable como para elegir por sí mismo y en total libertad lo que es correcto y lo que no, desde el punto de vista individual y colectivo.
Mientras la gran mayoría de la población nacional no esté preparada para asumir por sí misma estas responsabilidades, las autoridades deben ejercer mayor control y de manera más rigurosa.