Por: Cesar Ortiz Anderson (presidente de Aprosec)
Experto en seguridad ciudadana
América Latina, durante el 2020 y parte del 2021, va a quedar muy golpeada en términos económicos, con poblaciones más pobres y vulnerables, y con muchos menos empleos. Si ya la región era la más violenta del mundo antes de la pandemia, esta situación agrava más aun las posibilidades de un crecimiento exponencial de la violencia y el crimen.
Los gobiernos tratarán de atenuar ambos efectos, el de la salud y el de la economía, unos con mayor o menor éxito que otros. Los empresarios, en general, tendrán que cambiar muchos de sus planes de negocio para enfrentar la crisis y, en otros casos, tendrán que reinventarse para salir adelante como consecuencia de las medidas sanitarias y de los cambios en los hábitos de consumo de la población.
El crimen organizado y el crimen común no actúan en forma diferente al mundo empresarial. El confinamiento logró disminuir, en la mayoría de países, los delitos patrimoniales (robo de viviendas, autos, asaltos a mano armada), e incluso homicidios. El crimen fue migrando e intensificando su accionar hacia el ciberdelito.
El crecimiento de la demanda de internet (por el teletrabajo y confinamiento) incrementó los fraudes electrónicos en diferentes modalidades en cada país, como el phising y grooming (acoso contra niños por redes sociales), aunque en este último caso las consecuencias serán post medidas de aislamiento.
Por otro lado, el cierre de fronteras ha logrado el incremento de la trata de personas, gracias a los cobros por pasarlos de un país a otro.
Los delitos patrimoniales se van a incrementar. Habrá objetivos muy concretos respecto de productos de protección personal, farmacéuticos y sobre la cadena de alimentos. Inclusive se puede llegar hasta saqueos. Esto va depender de la capacidad de cada país de poder atender estas demandas: a menor capacidad productiva y de funcionamiento de la cadena alimenticia, mayor delito en estos rubros.
Desde la perspectiva del concepto de la seguridad integral, en Aprosec tratamos de realizar la predictibilidad de cómo la pandemia afectará diversos aspectos de la sociedad, en una crisis multisistémica, durante los próximos meses.
Desde el inicio de la cuarentena, di a conocer a las autoridades y a la opinión pública que la pandemia debe enfrentarse a través de políticas de Estado, así como
Enfocar al problema en una sociedad con las características materiales y culturales como la peruana. Sigo manteniendo esa misma posición, la que se puede sintetizar en:
-La seguridad integral debe ser una política de Estado y no políticas a corto plazo, de un gabinete de ministros o de una gestión presidencial.
– Se debe retomar la cuarentena con medidas de restricción mucho más estrictas para evitar correr el riesgo de sufrir una segunda oleada mucho más virulenta.
– El Estado debe recurrir a la asistencia alimentaria de la población declarando el estado de desastre nacional y asumiendo la responsabilidad de la distribución de alimentos vivienda por vivienda a través de las Fuerzas Armadas. Los alimentos a distribuir deben estar preparados y envasados en sachet alimenticio debido a que la mayor parte de la población peruana de escasos recursos no cuenta con refrigerador ni congelador en sus hogares.
– Prohibir de manera enérgica la venta ambulatoria
– Los vergonzosos casos de corrupción durante la pandemia por parte de funcionarios públicos en altos puestos del gobierno deben sancionarse ejemplarmente.
Esperamos que estos puntos sean tomados en cuenta para la seguridad y el bienestar de la población.
Finalmente, considero acertado el cambio de casi medio gabinete que será presidido por Pedro Cateriano, sin duda tiene un importante manejo político.
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