COVID-19: Todo sobre la nueva variante detectada en el Perú

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COVID-19: Todo sobre la nueva variante detectada en el Perú
Foto: UPCH

Los investigadores advierten que se debe profundizar los estudios para determinar sus posibles riesgos

Un grupo de investigadores de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), liderado el doctor en microbiología Pablo Tsukayama, encontraron una nueva variante que circula en Perú y Chile desde diciembre de 2020, a la que denominaron C.37. El reporte aún no revisado por pares, halló mutaciones similares a las variantes de mayor riesgo.

¿Es una variante peruana?
El líder del equipo, Pablo Tsukayama, precisa que es probable que haya surgido en Perú o en Chile porque su presencia es fuerte en ambos países y coincide con las fechas en el incremento de casos de la segunda ola. Sin embargo, precisa, no se puede asegurar su origen pues cabe la posibilidad que haya venido de otro lugar “que aún no la detecta”.

“[La C.37] viene de un linaje que se llama B.1.1.1 y desde el inicio de la pandemia está circulando en América y Europa sin complicaciones, pero algo ha pasado aquí que ha mutado y al parecer es más transmisible y estaría creciendo rápidamente en la región [Sudamérica]”, explicó Tsukayama al portal Ojo Público. El equipo la encontró en 50 de 123 (40.6%) genomas reportados en Lima y Callao, entre enero y marzo.

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¿Es peligrosa?
Según detalla el director de la investigación, esta variante tiene mutaciones en la proteína ‘spike’ parecidas a las variantes británica (B.1.1.7), sudafricana (B.1.351), brasileña (P.1), consideradas más transmisibles. Por lo cual, Tsuyakama indica que se debe profundizar los estudios para determinar la peligrosidad de C.37, “pero que ya constituyen un síntoma de alerta”.

Foto: UPCH
El estudio genómico demostró que la variante C.37 tiene mutaciones similares a las consideradas de mayor riesgo.

“Los cambios en su estructura pueden hacer que desaparezca con el tiempo o que se expanda, sobreponiéndose a otras variantes”, sostuvo. Por eso, enfatizó, es necesario el estudio de vigilancia genómica del virus, para que a mediano plazo se tomen mejores decisiones con las medidas sanitarias. “Estamos analizando menos del 0,1% de muestras representativas de todo el Perú, lo mínimo que debemos llegar es al 1%”, apunta.

La variante C.37, denominada así un sistema de nomenclatura que existe a nivel internacional (existen 36 variantes antes que esta), también se ha detectado en Argentina, Australia, Brasil, Ecuador, Alemania, España, Reino Unido y Estados Unidos, gracias a los resultados de secuenciamiento genómico “que subieron los científicos de esos países a la base de datos genómicos internacional”, comenta Pablo Tsukayama.

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¿Cómo se detectó?
La aparición de esta variante no fue sorpresa ya que “hace unos meses en otro países” se ha observado mutaciones de coronavirus. “Si no lo hemos visto antes es porque no hemos tenido los recursos para generar suficiente información”, considera el doctor en microbiología Pablo Tsukayama. Para esto, el equipo científico analizó 50 muestras procedentes de Lima, y usó los resultados de los secuenciamientos genéticos de Chile.

“Es más parecida a la P.1 por similitud en las deleciones y cambios en la proteína espícula. Pero sabemos poco de la P.1, y de C.37 sabemos casi nada. Debemos recolectar más datos, realizar más pruebas de laboratorios. Esto ya se hace en Inglaterra, nosotros no tenemos la capacidad para ejecutar este tipo de pruebas, vamos a tener que depender de otros países para que nos ayuden a caracterizarla”, añade el director del estudio.

El objetivo, proyecta Tsukayama, es analizar muestras en Arequipa y Chachapoyas, donde tienen científicos aliados con la tecnología necesaria para realizar el secuenciamiento genómico. Por otro lado, el reporte manifiesta que “es posible que muchas de las muestras identificadas [por el Instituto Nacional de Salud (INS)] como P.1 [39.7% en Lima] sean realmente C.37”, pues estas comparten mutaciones similares.

Coordinaciones con el INS
Tsukayama explica que el INS ha usado una tecnología basada en el método de PCR para diferenciar si son las variantes británica, sudafricana o brasileña. “[Este método] busca cambios específicos y no los 30 mil ya registrados. Mi crítica es que no podemos adelantarnos a dar ese tipo de resultados sin verificarlos, porque estos tienen implicancias en el tratamiento de la pandemia”, alegó.

“Necesitamos un sistema que permita mayor muestreo, cien o mil al mes, lo segundo es usar la metodología de genoma completo para observar todos los cambios. El INS nos ha informado que tienen presupuesto para iniciar estos estudios, pero están a la espera de la llegada de reactivos, que dijeron será en mayo”, comenta a Ojo Público. De momento, han solicitado al INS las muestras que analizaron de la variante P.1. para conocer si realmente pertenecen a este linaje o al que han detectado.

“Esto no es para demostrar quién se equivoca, sino para saber cuál [de las dos variantes] es la que predomina en el Perú, la idea es cotejar los resultados y ajustar el ensayo que usan para las próximas evaluaciones”, argumenta. “Lo malo es que en general, el mensaje del INS para muchas cosas es: “podemos hacerlos solos, gracias”. Cuando lo importante es que se realice el contraste de los resultados”, reitera Tsukayama.

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Retos del equipo científico
Aunque es necesaria la colaboración entre científicos para mejorar el registro de la evolución del SARS-CoV-2 en el Perú y mejorar las políticas de salud pública, también es importante el financiamiento de la vigilancia genómica del virus. Según estimaciones, los equipos, reactivos, personal y el manteniendo de equipos tendrían un costo S/. 2 millones, monto ínfimo comparado con lo que invierte elReino Unido (150 millones en soles).

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Foto: Andina
El 39.7% de los casos de contagios por COVID-19 son producto de la variante de Manaos, informó el ministro de Salud Oscar Ugarte.

“Invertir en la vigilancia genómica es importante porque es un sistema de información para saber qué es lo que está pasando, cuáles son las variantes, cómo avanza la pandemia”, explica. “No solo es importante que los países ricos miren lo que está pasando en sus países, sino que miren a los más pobres que no tienen capacidad de sistema de vigilancia porque en estos países es más probable que aparezcan nuevas variantes porque tienen un lento proceso de vacunación”, precisa.

El grupo conformado por doce científicos y científicas de las universidades Cayetano Heredia y San Marcos: Pablo Tsukayama, quien dirige el proyecto, Pedro E. Romero, Alejandra Dávila-Barclay, Luis Gonzáles, Guillermo Salvatierra, Diego Cuicapuza, Luis Solis, Pool Marcos, Janet Huancachoque, Raúl Rosadio, Luis Luna y Lenín Maturrano, trabaja  gracias al financiamiento de Concytec.

Además, ha recibido apoyode la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), en Arequipa, y de la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza (UNTRM), de Chachapoyas, Amazonas. Y, en Lima, laboran con los laboratorios de la UNMSM y de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), que cuentan con equipos para realizar el secuenciamiento genómico.

¿Adecuada gestión sanitaria?
El director del equipo observa una inexistente conexión entre el sistema de vigilancia genómica del virus y las estrategias sanitarias del Gobierno. “Los datos están ahí a medias. Sin embargo, no se guían de ellos para la aplicación de protocolos. Por ejemplo, toda la persona que llega de viaje debe estar en cuarentena. Podría ayudar un montón tener datos de rastreo, pero no se usa”, lamenta Pablo Tsukayama.

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El investigador del equipo científico sostiene que el sistema de vigilancia y las estrategias sanitarias “no parecen estar muy conectados”.

Por su parte, reconoce que, el hallazgo de esta nueva variante debe tomarse con “cautela porque es preliminar”, y que el escenario de la pandemia no cambia mucho con la P.1 o la C.37 pues “la situación en Perú es crítica”. “Entre una u otra son igual de malas. No son exactamente iguales, porque no sabemos cómo operan, pero actúan”, comentó.

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¿En peligro la efectividad de la vacuna?
De otro lado, Tsukayama advierte que es pronto para aducir que esta variante reduce la efectividad de las vacunas contra el COVID-19 pues para eso falta desarrollar estudios más especializados fuera de Perú. “Ahí la importancia de la colaboración con científicos de otros países que tengan más experiencia en esto, ya que esta información les sirve a las farmacéuticas para diseñar su producción de vacunas”, agregó.

De momento, queda hacerle más seguimiento, “ver si en mayo o junio siguen creciendo los casos o se extingue, que es una posibilidad”, indica. En el mundo, Sudamérica y África son las regiones donde se reporta la posibilidad de mutaciones del virus por la demora de la inmunización colectiva. “Un factor posible es que el virus encuentra la forma de adaptarse para sobrevivir más tiempo”, comenta.

“También hay factores socioeconómicos que no permiten a las personas aislarse por falta de recursos y la necesidad de trabajar. Si es más contagiosa o responsable del colapso eso debe determinarse, pero tampoco hay un adecuado manejo político de la situación: se han permitido las aglomeraciones y eso expande el virus”, advierte. “Mientras tanto, las mutaciones [del virus] deben ser estrechamente monitoreadas”, concluye.

Hasta la fecha, no se ha demostrado que las variantes británica y brasileña reduzcan la efectividad de las vacunas. Aunque Sudáfrica suspendió el uso del fármaco de AstraZeneca tras un estudio que demostró que la baja eficacia frente a la variante sudafricana, las vacunas aprobadas o en desarrollo apuntan a disminuir la proteína spike del SARS-CoV-2, afirma la Red de Vigilancia Genómica COVID-19 de la OMS.

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