Decidiremos sobre el país que queremos y no sobre el mal menor

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Decidiremos sobre el país que queremos y no sobre el mal menor
Foto: Grupo Verona

Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec

Al evaluar la encrucijada del electorado peruano frente a la segunda vuelta debemos poner en una balanza a ambas opciones: Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y Pedro Castillo (Perú Libre), evaluando los pros y contra de cada uno.

Los anticuerpos de Keiko se relacionan con la herencia legada por su padre Alberto Fujimori, habiendo aspectos positivos que rescatar para un importante sector de la ciudadanía, como también una carga negativa por sus vínculos con la corrupción y las consecuencias de la dictadura.

Por su parte, Castillo mantiene su propuesta de Plan de Gobierno con propuestas como la estatización, revisar los contratos entre empresas privadas y el Estado, reducir las ganancias e incrementar los impuestos a las empresas extranjeras, siguiendo los lineamientos de lo que sería un Gobierno controlista de la economía y el mercado.

Son tiempos riesgosos
La pandemia y sus consecuencias han sumido al mundo entero y al Perú en un estado de guerra interna, en nuestro caso, permanente. El golpe al sistema económico ha sido brutal. La economía neoliberal, basada en el libre mercado, está siendo duramente cuestionada por el alto costo de vidas debido a la falta de una atención médica de calidad.

A más enfermos, más caras la medicinas y los tratamientos médicos, la ley de la oferta y la demanda al máximo. Las clínicas y farmacias incrementan sus ganancias mientras los precios se disparan a precios exorbitantes.

En países donde la salud pública es deficiente, las consecuencias son lamentables. El Perú es el país con más fallecidos por millón de habitantes a causa del COVID-19. Se espera que el próximo presidente del Perú haga algo al respecto. Para esto, será necesario cambiar o modificar la Constitución de 1993, principal propuesta de Pedro Castillo.

Castillo es una incertidumbre, a Fujimori ya se le conoce
Al momento de evaluar los pros y los contras de ambos candidatos, dentro de la lógica bipolar y popular del electorado peruano (el Perú es el país con más bajo presupuesto en Educación en América del Sur y el más bajo en rendimiento escolar en razonamiento verbal y razonamiento matemático), predominan mucho más los defectos de cada uno.

Keiko Fujimori es un personaje conocido. Durante el gobierno de su padre asumió el cargo de Primera Dama, tras el divorcio entre Alberto Fujimori y Susana Higushi. Es la tercera vez consecutiva que participa de unas elecciones presidenciales, habiendo pasado a la segunda vuelta en las tres ocasiones, perdiendo el 2011 con Ollanta Humala y el 2016 ante Pedro Pablo Kuczynski.

Es preferida principalmente por los sectores más pobres de las grandes urbes peruanas ubicadas en la costa del Pacífico: Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Lima e Ica; donde tiene gran aceptación debido a sus propuestas populistas y al legado político dejado por Alberto Fujimori.

Mientras tanto, Pedro Castillo es una incertidumbre y una incógnita, un personaje que políticamente solo se le conoce por haber liderado una escisión al interior del sindicalismo magisterial en una huelga de maestros públicos en el año 2017.

Por otro lado, el partido que representa, Perú Libre, es cuestionado por tener vinculaciones con exmiembros de la agrupación terrorista de ideología maoísta Sendero Luminoso, a través de su organización política Movadef.

Su plan de Gobierno es todo lo contrario a lo planteado por la Constitución vigente desde 1993, promulgada durante el gobierno de Alberto Fujimori, que sigue principalmente una política económica neoliberal. Fundamentalmente plantea un cambio hacia el Estado regulador de la economía y el mercado. Hablando claro, lo que hará Pedro Castillo es un gobierno comunista.

La encrucijada es difícil. El voto va a ser uno esforzado. Quienes elijan a Keiko Fujimori lo harán por obligación, porque consideran que votar por Perú Libre no es una opción viable para el país, pues no tendría el consenso indispensable ni del electorado ni de las FF.AA.

Esperemos que después de Keiko Fujimori, el Perú pueda contar con una clase política muy diferente y capaz de dar solución a los problemas que sufre la población peruana, la más golpeada en el mundo por la pandemia.

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