El diplomático de carrera reemplaza a Elizabeth Astete, quien renunció tras confesar que recibió la vacuna de Sinopharm contra el COVID-19
En medio del escándalo desatado por la aplicación irregular de las vacunas a algunos altos funcionarios, Allan Wagner, volvió al Ministerio de Relaciones Exteriores (Cancillería), cartera que ha dirigido en dos ocasiones anteriores.
El diplomático de carrera llega a la Cancillería tras la renuncia de Elizabeth Astete, por haber sido inoculada con la vacuna de Sinopharm cuatro días después de la firma del contrato entre la farmacéutica y el Estado peruano para la adquisición de un millón de dosis.
Astete, quien era la cabeza de la Comisión Multisectorial encargada del proceso de negociación para adquirir las vacunas contra el COVID-19, se excusó argumentando que “no podía” darse “el lujo de caer enferma”, al hallarse el vicecanciller, Manuel Tavara, ausente.
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Además, se defendió asegurando que lo decidió por ser una persona vulnerable de 68 años que mantiene, por su oficio, constaste contacto con diversas personas. “Soy consciente de que cometí un error, razón por la cual decidí no recibir la segunda dosis”, aseveró.
Por su parte, el nuevo canciller ya ha dirigido en dos ocasiones el Ministerio de Relaciones Exteriores. Primero durante el gobierno del expresidente Alan García (1985-1990) y luego en el período de Alejandro Toledo (2001-2006).
Además, fue ministro de Defensa en el segundo gobierno de García. Posteriormente, se desempeñó como jefe de la delegación peruana en el proceso en La Haya. Se encargó de liderar el equipo de expertos que defendió a Perú en la demanda que presentó el Estado ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por el diferendo de límites marítimos con Chile.
Ahora, Wagner vuelve a la Cancillería, en medio de una crisis política y sanitaria, y cuando aún se están negociando contratos con otras farmacéuticas para adquirir vacunas para todos los peruanos.
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