Ya es hora de sentar bases para que cambie nuestra política y políticos

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Ya es hora de sentar bases para que cambie nuestra política y políticos

Por: César Ortiz Anderson
Especialista en Seguridad Ciudadana y presidente de Aprosec

El último debate en el Congreso de la República, donde se discutió la vacancia del presidente Vizcarra por una supuesta incapacidad moral a causa de unos audios en los que se le escucha negociando con sus asesores de Palacio cómo ocultar las visitas del cantante Richard ‘Swing’ Cisneros al despacho presidencial, nos deja una impresión sobre cómo será el perfil del Congreso y de los congresistas que celebrarán el Bicentenario de la República el próximo 28 de julio, y, por lo mismo, de cuál será el perfil de la democracia y de nuestros partidos políticos como mínimo para los próximos 10 años.

Una forma práctica y sencilla de proyectar un diagnóstico situacional de nuestro Congreso, parlamentarios, bancadas y partidos políticos, es proyectando la imagen que dejan los últimos 25 años de gobierno. En mi opinión, sólo dejan un país relativamente ordenado desde el punto de vista de las políticas económicas, del que solo es rescatable la estabilidad económica de la moneda nacional.

Desde el punto de vista social, la herencia dejada por los últimos cinco presidentes es un desastre. La situación de la salud, educación y seguridad ciudadana, por nombrar tres, durante la pandemia es el resultado de más de 25 años de una política social injusta y desigual con las mayorías demográficas. Pero, lo que nos interesa saber de manera urgente, es cuál será el perfil político del Congreso en el contexto del Bicentenario.

Dicho perfil, ahora, está a millones de kilómetros de distancia de aquellos que fundaron nuestra República hace 200 años. Es muy fácil explicarlo políticamente. Las características de los gobiernos de los cinco últimos presidentes: Fujimori, Toledo, García, Humala y Kuczynski son las mismas que se les atribuye a los gobiernos de los virreyes del periodo de decadencia del Imperio colonial español: corrupción, robo, despotismo, represión, dominio de una potencia extranjera, etc. Todo lo contrario, a los ideales que enarbolaron los políticos que fundaron nuestra democracia: Riva Agüero, Javier de Luna Pizarro, Hipólito Unanue, Toribio Rodríguez de Mendoza, José Faustino Sánchez Carrión.

Con los cinco últimos presidentes presos, detenidos, en proceso penal, o en extradición, cabe preguntarnos con seriedad, ¿qué tipo de política nos están heredando para este bicentenario estos partidos políticos? Fujimorismo, Apra, nacionalismo, social democracia, democracia de izquierda, entre las principales vertientes de un espectro partidario por lo demás gaseoso y débil.

25 años de corrupción ininterrumpida en el Estado al más alto nivel solo son posibles con partido políticos igual de corruptos. En una democracia, los gobiernos son el reflejo de las bases sobre las que reposa el sistema, los partidos políticos. Desde ese punto de vista, muchos de estos ya debieran estar legalmente proscritos tal como lo proponen algunos jueces y fiscales.

Sin embargo, pese a la contundencia de los hechos, las razones y los principios jurídicos, éticos y morales, esos partidos políticos siguen ejerciendo una fuerte influencia dentro de la política nacional, actuando orgánica e inteligentemente sobre los demás partidos políticos subordinados que hoy llenan el Congreso, una representación legislativa donde la corrupción, la impunidad, el cinismo y el bajo nivel intelectual predominan.

No tenemos mucho que esperar del Congreso que celebrará el Bicentenario de la República, ni de sus políticos, pues será una burda imitación grotesca de lo que fue el primer Parlamento peruano, el Congreso Constituyente de 1822, que fue la primera institución política elegida democráticamente en el Perú y que tuvo como primer presidente a Javier de Luna Pizarro.

Esta historia hoy queda en el olvido y la ignorancia, precisamente por los intereses oscuros de quienes manejan la política y el país en la corrupción y la vergüenza: Pero, hay esperanzas, no todo está perdido, hay grupos de profesionales y ciudadanos que quieren proponer lo mejor para un país lleno de serios problemas.

Finalmente, quiero insistir que ya los hilos oscuros del poder real han puesto sobre el tablero, con una serie de encuestas además, a candidatos a la presidencia de la República que nadie ha propuesto y, lo peor, nadie a la fecha cuestiona. No podemos continuar como siempre, esperando el último momento, para votar nuevamente por el mal menor.

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