Alicia Maguiña: perfil de la cantautora que hoy enluta al país

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Alicia Maguiña: perfil de la cantautora que hoy enluta al país
Foto: Servindi.org

La vida de la compositora es un continuo tributo a la música popular. Con elegancia y profundo respeto, Maguiña contribuyó, a través del arte, a sentar las bases para una convivencia más auténtica

La madrugada de este lunes, una de las voces más importantes de la música popular peruana trascendió al recuerdo. Alicia Maguiña, cantautora y asidua investigadora, falleció a los 81 años tras dedicar su vida a la conservación, valoración y respeto de la cultura peruana a través de la música.

Aunque nació en Lima el 28 de noviembre de 1938, Maguiña creció en el calor de la tierra iqueña, entre dunas y guarangos. Ahí pasó toda su infancia e inicios de pubertad y estudió en el colegio Arbulú al lado de los hijos de abogados y panaderos sin ninguna distinción.

Ahí ocurrieron dos hechos relevantes para la vida de Maguiña: conocer la voz de Jesús Vásquez y, a través de ella, al compositor Felipe Pinglo Alva; y escuchar por primera vez una marinera. Estos sucesos sembraron en ella una inquietud por estudiar el innumerable abanico de colores y matices que la música peruana ofrece: desde valses, huaynos, huaylarsh y mulizas.

“Desde que me despertaba hasta que me metía a la cama me la pasaba tocando toda la música que me fuera posible. Era tal mi pasión sobre el piano que en mi casa ejercitaba las manos sobre la mesa del comedor, en el colegio sobre la carpeta y en Lima un sinnúmero de veces fui al centro a probarlo y contemplarlo”, se lee en la autobiografía “Mi vida entre cantos” que publicó Maguiña, en el 2019.

Es en el retorno de la familia a la capital que, al ingresar al colegio Santa Úrsula, las diferencias sociales y profundas incomprensiones de las personas de la costa frente a las de la sierra, cambiaron la forma de ver la vida de Alicia. Lo que produjo que, en 1963, compusiera una de sus primeros valses: “Indio”, el cual presentaba la realidad del Perú agudizada por el profundo centralismo de esos años.

Maguiña confesó, en una de sus últimas entrevistas, que temía que al escritor José María Arguedas, quien había presenciado y estudiado las profundas diferencias estructurales en el país, el vals le parezca “una balada dulzona”. Por suerte, comentó, lo conoció en Puno y le hizo llegar su gusto por la melodía y la letra.

Para el antropólogo Rodrigo Montoya, Maguiña y Arguedas, compartieron la misma aproximación ante los fragmentos del Perú, es decir, aprender, respetar y defender la creación artística sin ningún interés de estilizar o “embellecer” lo indígena o popular.

Y es que, para la época, diversas cantantes limeñas como Jesús Vásquez y Delia Vallejos interpretaban una suerte de “huayno acosteñado”, bello pero despojado de su realidad. El mérito de Alicia se puede describir en la constante investigación de las expresiones folklóricas para expresar su belleza no solo en el canto sino también en la interpretación física.

Los primeros discos de Alicia eran composiciones propias de huaynos. Pero, tras ser deslumbrada por la muliza y el huaylarsh y, gracias al guitarrista Raúl García Zárate que le enseñó a escuchar el huayno ayacuchano, constituyó un repertorio amplísimo de música peruana.

Sus temas más reconocidos son Inocente amor, “Viva el Perú y sereno”, “La apañadora”, tondero inspirado en las campesinas del algodón iqueño donde vivió los primeros años de su niñez, el festejo “El Aguador” y dos huaynos “Serranata” y “Perla Andina”.

Es así que, la poetisa Amparo Baluarte le dedicó un poema y el músico Eduardo Márquez Talledo escribió un vals titulado Alicia Maguiña. De esa forma, los músicos y artistas recibían y reconocían a las nuevas generaciones que se dedicaban a valorar la cultura peruana.

Rebelde del vals
La revista O Cruseiro nombró a Alicia Maguiña como ‘la rebelde del vals peruano’. Y es que, era costumbre ‘guapear’ y bailar cuando uno entonaba una canción, sin importar el dolor o la tristeza del vals. Alicia rompió con esas convenciones y buscó interpretar de manera fiel el sentir de su canto.

Pero, una genuina compositora y acuciosa investigadora no nace sola, Alicia Maguiña contó con la guía de grandes maestros músicos como José ‘Pepe’ Durán, los hermanos Augusto y Elías Ascues, Bartola Sancho Dávila y Manuel Quintana ‘El canario negro’, a quien dedicó el tema “Negra quiero ser”.

Gracias a ellos, Alicia no solo conoció la métrica de la marinera, sino conoció el sabor, la alegría y la convicción que debía tomar su alma al cantar. Además, por supuesto, le inspiraron el amor y el respeto hacia la marinera.

De igual forma, la cantautora, consciente del trabajo de investigación y respeto a  la música, fue una fiel defensora de los derechos de autor. Dos veces presidenta de la Asociación Peruana de Autores y Compositores (Apdayc) y secretaria de defensa del Sindicato de Autores.

En suma, Maguiña publicó 19 long plays, la mayoría con el sello discográfico Iempsa, y ocho discos compactos. Además, dejó el libro de memorias “Mi vida entre cantos”, una autobiografía publicada en el 2019 gracias al apoyo del Ministerio de Cultura y la Universidad de San Martín de Porres.

El cual no solo recopila sus confidencias y vivencias en la música criolla, sino que es un recipiente de canciones partituras y una explicación completa y rigurosa sobre la marinera: sus características y estructura. Una continuación de los estudios que Maguiña realizó a lo largo de su formación como intérprete.

El Proyecto Especial Bicentenario de la Independencia del Perú, la reconoció también como una de las cinco Mujeres Bicentenario como consecuencia de su obra y trabajo. De igual forma, la Asociación Peruana de Autores y Compositores (Apdayc) le otorgó el Diamante Musical por el vals Indio, un Zafiro Musical por Inocente amor y una Musa de Plata en reconocimiento a toda su trayectoria.

Uno de los últimos deseos de Alicia Maguiña fue realizar un disco de marinera, con canciones propias y recopiladas de sus maestros Quintana y los hermanos Ascues. Este deseo se materializó en parte con la publicación de distintos videos en su cuenta personal de Youtube. Queda entonces buscar entre los rincones del mundo virtual, los esbozos de ese deseo incompleto.

La última vez que la voz de Alicia se pudo escuchar fue en el año 2000, acompañada de la guitarra de Óscar Avilés. Sin embargo, la elegancia, la vitalidad y la dedicación de Maguiña continúa presente en el recuerdo y en la melodía de su música.

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